Papel de arroz, como el de los shoji, las mamparas translucidas de los interiores japoneses.
"¿Sabe usted cómo escribo yo mis cuentos? -le dijo a Korolenko, el periodista y narrador radical, cuando acababan de conocerse- Así." Echó una ojeada a la mesa -cuenta Korolenko- tomó el primer objeto que encontró, que resultó ser un cenicero, y poniéndomelo delante dijo: " Si usted quiere mañana tendrá un cuento. Se llamará El cenicero."Y en aquel mismo instante le pareció a Korolenko que aquel cenicero estaba experimentando una transformación mágica: "Ciertas situaciones indefinidas, aventuras que aún no habían hallado una forma concreta, estaban empezando a cristalizar en torno al cenicero". V.NABOKOV/"Chéjov"
"¿Has visto alguna vez un montaje realmente hermoso de, digamos, "El jardín de los cerezos"? No me digas que sí. Nadie lo ha visto. Puede que hayas visto "montajes inspirados, montajes eficaces", pero nunca algo hermoso. Nunca una versión en la cual todos los que salen al escenario estén a la altura del talento de Chéjov, matiz por matiz, carácter por carácter."-J.D.Salinger
Letras Libres: 17 enero 2020 ***Feliz cumpleaños,Anton Chéjov
martes, 30 de marzo de 2010
Premio Pritzker al papel de arroz/ tradición y vacío luminoso del estudio SANAA
Papel de arroz, como el de los shoji, las mamparas translucidas de los interiores japoneses.
lunes, 29 de marzo de 2010
Ernesto Cardenal poeta indispensable/II
CANTIGA 5 (Del Cántico Cósmico)
ESTRELLAS Y LUCIÉRNAGAS
La energía de su unión
transformada en calor y luz
eso son ellas.
¡El universo encendido
por miles de galaxias de miles de millones de estrellas!
Yo miro ese universo
y soy el universo que se mira.
La finísima retina del universo mirándose a sí mismo,
eso somos.
Aquella primera vez que se vio desde la tierra
a través de vidrios el cielo,
cuando con arena convertida en lente
Galileo vio venus en cuarto creciente y los cráteres de la luna:
el mundo mirándose a sí mismo.
..................................
Seres esencialmente cósmicos:
No podemos excluir a la tierra de la eternidad.
Esas luces allá arriba, la Jerusalén Celestial.
si en matemáticas son infinitos los números
los pares y los impares
¿por qué no una belleza infinita y un amor infinito?
Es una constante en la naturaleza
la belleza.
De ahí la poesía: el canto y el encanto por todo cuanto existe.
La tierra podría haber sido igual
de funcional, de práctica,
sin la belleza. ¿Por qué pues?
Todo ser es suntuario. ¿Necesario acaso que dieras
tan lujosísimas joyas
a tan efímeros peces
saltando este atardecer en el plan del bote?
............................................
domingo, 28 de marzo de 2010
Ernesto Cardenal, poeta indispensable
...El pica-flor
tiene el pico largo y delgado como un alfiler
y es pajarito tan chiquito como la cabeza del pulgar.
Se mantiene del rocío y la miel y el licor de las flores,
sin sentarse sobre la rosa;
avecica de tanta velocidad
que al volar no se le ven las alas.
Se duerme o se adormece en octubre
y despierta o revive en abril
cuando hay muchas flores.
Su nido es de flecos de algodón,
y en una balanza de pesar oro
pesan dos tomines él y su nido.
Sutil como las avecicas
que en las márgenes de las horas de rezar
ponen los iluminadores.
Es de muy lindos colores su pluma,
dorada y verde y de otros colores y la usan para labrar oro.
Al atardecer salen los cocuyos, como linternas;
sus ojos resplandecen como lumbres,
a su luz hilan y cosen y tejen y bailan los indios
y con uno de ellos se puede leer una carta.
Y hay ciertos leños podridos que están ligerísimos y blancos
y de noche relumbran como brasas....
viernes, 26 de marzo de 2010
Cavafis/ Ilíadas (dos ediciones, dos traducciones, un poema)
Este poema de Kavafis se centra en la figura del anciano Príamo rey de Troya dirigiéndose a rescatar el cadáver de su hijo Héctor en plena noche ; espoleado por el dolor; sopesando con inquietud lo tentador que el rescate pueda resultara Aquiles.
"...a prisa el viejo se montó en su carro,
y del atrio y del pórtico sonoro
arrancó, y tiraban por delante
del carro, que tenía cuatro ruedas..."
Museo de la Acrópolis de Atenas./ Esculturas de lós periodos arcaicos (VII-VI) y severo (1ª s V a.c.)
VIAJE NOCTURNO DE PRÍAMO
Por Ilión es mi duelo.
Toda
Troya envuelta en el dolor y el abatimiento
grandes lamentos priámide Héctor levanta.
Gravemente sonoros resuenan.
Nadie
que no llore en Troya permanece,
nadie que olvide la memoria de Héctor.
Mas inútil es el llanto en esa
ciudad
por el dolor hundida:
sordo es el Destino adverso.
Príamo no ama las inútiles lamentaciones.
Reune
el oro del tesoro; hace acopio de
lebetas, alfombras, pieles; muchas
túnicas, trípodes, espléndidos
peplos,
y otras cosas, todo cuanto estima oportuno,
y lo carga en su carro.
De las terribles manos de su enemigo,
con regalos
recuperará el cuerpo de su hijo
para honrarlo con funeral solemne.
Huye en la oscuridad de la noche
Con gran
silencio. Sólo un pensamiento
tiene, que su carro vuele.
Se alarga el oscuro camino.
Penoso
es el gemido del viento en torno a él.
Grazna un cuervo siniestro en la lejanía.
Ahora, un perro ladra;
rápida
más allá cruza una liebre como un murmullo.
El rey espolea, espolea a sus caballos.
Sombras tétricas se despiertan sobre la
llanura.
Qué honda es la razón de aquella prisa
que empuja al Dardánida como una saeta
hacia los navíos de los Argivos asesinos y los
Aqueos.
El rey avanza en silencio:
hasta parece empujar con el cuerpo para que su carro
veloz, veloz, vuele.
(ant.1911)
KAVAFIS, Konstantino, Poesías completas, traducción: José María Alvarez, Hiperión.
Cerámica griega de figuras negras, auriga, s.VI a.c
PASEO NOCTURNO DE PRÍAMO
Dolor y llanto en Ilión.
La tierra
de Troya, en la amargura del desaliento y la angustia
llora por el gran Héctor, hijo de Príamo.
El lúgubre treno, con gravedad resuena.
Ni un alma
hay en Troya que no llore
ni olvide el recuerdo de Héctor.
Mas vano es e inútil,
inmenso
el llanto de la ciudad dolorida;
sordo es el destino adverso.
Príamo aborrece lo inútil,
saca
oro del tesoro; añade
vasos, alfombras, mantos; más aún,
túnicas, trípodes, un conjunto espléndido
de peplos,
y todo cuanto estima necesario
y lo carga en su carro.
Con un rescate quiere recuperar
del terrible
enemigo el cuerpo de su hijo,
y honrarlo con solemnes funerales.
Parte en la noche silenciosa.
en el mayor
silencio. Sólo ahora le invade un pensamiento,
correr veloz, veloz su carro.
Se alarga el camino tenebroso.
Lúgubre
gime el viento.
Un cuervo de mal agüero grazna a lo lejos.
Aquí, el aullido de un perro;
allí,
fugaz cruza una liebre, como un susurro.
El rey fustiga, fustiga a los caballos.
Sombras siniestras de la llanura
van despertándose,
y perplejas se preguntan a qué con tanta prisa
vuela el dardánida hacia las naves
de los argivos asesinos y funestos
aqueos.
Pero el rey no piensa en eso;
dirige veloz su carro, veloz en su carrera.
(mayo, 1893)
HOMERO: Ilíada, Cátedra.
domingo, 21 de marzo de 2010
Miguel HERNÁNDEZ & Joan Manuel SERRAT. Nanas de la cebolla
Sánchez Cotán
NANAS DE LA CEBOLLA
La cebolla es escarcha
cerrada y pobre:
escarcha de tus días
y de mis noches.
Hambre y cebolla:
hielo negro y escarcha
grande y redonda.
En la cuna del hambre
mi niño estaba.
Con sangre de cebolla
se amamantaba.
Pero tu sangre,
escarchada de azúcar,
cebolla y hambre.
Una mujer morena,
resuelta en luna,
se derrama hilo a hilo
sobre la cuna.
Ríete, niño,
que te tragas la luna
cuando es preciso.
Alondra de mi casa,
ríete mucho.
Es tu risa en los ojos
la luz del mundo.
Ríete tanto
que en el alma al oírte,
bata el espacio.
Tu risa me hace libre,
me pone alas.
Soledades me quita,
cárcel me arranca.
Boca que vuela,
corazón que en tus labios
relampaguea.
Es tu risa la espada
más victoriosa.
Vencedor de las flores
y las alondras.
Rival del sol.
Porvenir de mis huesos
y de mi amor.
La carne aleteante,
súbito el párpado,
el vivir como nunca
coloreado.
¡Cuánto jilguero
se remonta, aletea,
desde tu cuerpo!
Desperté de ser niño.
Nunca despiertes.
Triste llevo la boca.
Ríete siempre.
Siempre en la cuna,
defendiendo la risa
pluma por pluma.
Ser de vuelo tan alto,
tan extendido,
que tu carne parece
cielo cernido.
¡Si yo pudiera
remontarme al origen
de tu carrera!
Al octavo mes ríes
con cinco azahares.
Con cinco diminutas
ferocidades.
Con cinco dientes
como cinco jazmines
adolescentes.
Frontera de los besos
serán mañana,
cuando en la dentadura
sientas un arma.
Sientas un fuego
correr dientes abajo
buscando el centro.
Vuela niño en la doble
luna del pecho.
Él, triste de cebolla.
Tú, satisfecho.
No te derrumbes.
No sepas lo que pasa
ni lo que ocurre.
Miguel Hernández, 1939
domingo, 14 de marzo de 2010
THOMAS BERNHARD, un relato mínimo
Un buen consejo
Thomas Bernhard ,El imitador de voces, Alfaguara
viernes, 12 de marzo de 2010
CHOPIN (1810-2010), DELACROIX & BAUDELAIRE: música pintura poesía...
Charles Baudelaire 1821-1867. describe los intensos efectos que le produce la música:
La musique souvent me prend comme une mer!
Vers ma pâle étoile,
Sous un plafond de brume ou dans un vaste éther.
Je mets à la volie;
¡La música a menudo me arrastra como un mar!
Hacia mi pálida estrella,
bajo un techo de bruma o en un vasto éter.
Me embarco;
La poitrine en avant et les poumons gonflés
Comme de la toile,
J'escalade le dos de flots amoncelés
Que la nuit me voile;
el pecho adelantado y los pulmones hinchados
como una vela,
escalo el lomo de las olas amontonadas
que la noche me oculta;
Je sens vibrer en moi toutes les passions
D'un vaisseau qui souffre;
Le bon vent, la tempête et ses convulsions
siento vibrar en mí todas las pasiones
de un navío que sufre;
el viento favorable, la tempestad y sus convulsiones
Sur l'immense gouffre
Me bercent. -D'autres fois, calme plat, grand miroir
De mon désespoir!
sobre la inmensa sima
me arrullan. Otras veces, calma chicha, gran espejo
de mi desesperación.
Recomendaciones:
Tomás Marco: Historia cultural de la música, edicionesautor (completo, riguroso y ameno)
Chopin. Complete Edition. Deutsche Gramophone. (17 CD. con excelentes intérpretes y grabaciones, de Arrau · Vladimir & Vovka Ashkenazy
Blechacz · Bunin · Yundi Li
Luisada · Pires · Pollini
Ugorski · Zilberstein
Zimerman . Argerich...)
sábado, 6 de marzo de 2010
GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ/La luz es como agua,un cuento muy breve
En la Navidad los niños volvieron a pedir un bote de remos.
-De acuerdo -dijo el papá-, lo compraremos cuando volvamos de Cartagena.
Totó, de nueve años, y Joel, de siete, estaban más decididos de lo que sus padres creían.
-No-dijeron a coro-. Nos hace falta ahora y aquí.
-Para empezar -dijo la madre-, aquí no hay más aguas navegables que la que sale de la ducha.
Tanto ella como el esposo tenían razón. En la casa de Cartagena de Indias había un patio con un muelle sobre la bahía, y un refugio para yates grandes. En cambio aquí en Madrid vivían apretujados en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. Pero al final ni él ni ella pudieron negarse, porque les habían prometido un bote de remos con su sextante y su brújula si se ganaban el laurel del tercer año de primaria,y se lo habían ganado. Así que el papá compró todo sin decirle nada a su esposa, que era la más reacia a pagar las deudas de juego. Era un precioso bote de aluminio con un hilo dorado en la línea de flotación.
-El bote está en el garaje -reveló el papá en el almuerzo-. El problema es que no hay cómo subirlo ni por el ascensor ni por la escalera, y en el garaje no hay más espacio disponible.
Sin embargo, la tarde del sábado siguiente los niños invitaron a sus condiscípulos para subir el bote por las escaleras , y lograron llevarlo hasta el cuarto de servicio.
-Felicitaciones -les dijo el papá-.¿Y ahora qué?
-Ahora nada -dijeron los niños-. Lo único que queríamos era tener el bote en el cuarto, y ya está.
La noche del miércoles, como todos los miércoles, los padres se fueron al cine. Los niños, dueños y señores de la casa, cerraron puertas y ventanas, y rompieron la bombilla encendida de una lámpara de la sala. Un chorro de luz dorada y fresca como el agua empezó a salir de la bombilla rota, y lo dejaron correr hasta que el nivel llegó a cuatro palmos. Entonces cortaron la corriente, sacaron el bote, y navegaron a placer entre las islas de la casa.
Esta aventura fabulosa fue el resultado de una ligereza mía cuando participaba en un seminario sobre la poesía de los utensilios domésticos. Totó me preguntó cómo era que la luz se encendía con sólo apretar un botón, y yo no tuve el valor de pensarlo dos veces.
-La luz es como el agua -le contesté-:uno abre el grifo, y sale.
De modo que siguieron navegando los miércoles en la noche, aprendiendo el manejo del sextante y la brújula, hasta que los padres regresaban del cine y los encontraban dormidos como ángeles de tierra firme. Meses después, ansiosos de ir más lejos, pidieron un equipo de pesca sumarina. Con todo; máscaras, aletas, tanques y escopetas de aire comprimido.
-Está mal que tengan en el cuarto de servicio un bote de remos que no les sirve para nada -dijo el padre-.Pero está peor que quieran tener además equipos de buceo.
-¿Y si nos ganamos la gardenia de oro del primer trimestre? -dijo Joel.
-No -dijo la madre asustada-.Ya no más.
El padre le reprochó su intransigencia.
-Es que estos niños no se ganan ni un clavo por cumplir con su deber -dijo ella-, pero por un capricho son capaces de ganarse hasta la silla del maestro.
Los padres no dijeron al fin ni que sí ni que no. Pero Totó y Joel, que habían sido los últimos en los dos años anteriores, se ganaron en julio las dos gardenias de oro y el reconocimiento público del rector. Esa misma tarde, sin que hubieran vuelto a pedirlos, encontraron en el dormitorio los equipos de buzos en su empaque original. De modo que el miércoles siguiente, mientras los padres veían El último tango en París, llenaron el apartamento hasta la altura de dos brazas, bucearon como tiburones mansos por debajo de los muebles y las camas,y rescataron del fondo de la luz las cosas que durante años se habían perdido en la oscuridad.
En la premiación final los hermanos fueron aclamados como ejemplos para la escuela, y les dieron diplomas de excelencia. Esta vez no tuvieron que pedir nada, porque los padres les preguntaron qué querían. Ellos fueron tan razonables, que sólo quisieron una fiesta en casa para agasajar a los compañeros de curso.
El papá, a solas con su mujer, estaba radiante.
-Es una prueba de madurez- dijo.
-Dios te oiga- dijo la madre.
El miércoles siguiente, mientras los padres veían La Batalla de Argel, la gente que pasó por la Castellana vio una cascada de luz que caía de un viejo edificio escondido entre los árboles. Salía por los balcones, se derramaba a raudales por la fachada, y se encauzó por la gran avenida en un torrente dorado que iluminó la ciudad hasta el Guadarrama.
Llamados de urgencia, los bomberos forzaron la puerta de el quinto piso, y encontraron la casa rebosada de luz hasta el techo. El sofá y los sillones forrados en piel de leopardo flotaban en la sala a distintos niveles, entre las botellas del bar y el piano de cola y su mantón de Manila que aleteaba a media agua como un mantarraya de oro. Los utensilios domésticos, en la plenitud de su poesía, volaban con sus propias alas por el cielo de la cocina. Los instrumentos de la banda de guerra, que los niños usaban para bailar, flotaban al garete entre los peces de colores liberados de la pecera de mamá, que eran los únicos que flotaban vivos y felices en la vasta ciénaga iluminada. En el cuarto de baño flotaban los cepillos de dientes de todos, los preservativos de papá, los pomos de cremas y la dentadura de repuesto de mamá, y el televisor de la alcoba principal flotaba de costado, todavía encendido en el último episodio de la película de media noche prohibida a los niños.
Al final del corredor, flotando entre dos aguas, Totó estaba sentado en al popa del bote, aferrado a los remos y con la máscara puesta, buscando el faro del puerto hasta donde le alcanzó el aire de los tanques, y Joel flotaba en la proa buscando todavía la altura de la estrella polar con el sextante, y flotaban por toda la casa sus treinta y siete compañeros de clase eternizados en el instante de hacer pipí en la maceta de geranios, de cantar el himno de la escuela con la letra cambiada por versos de burla contra el rector, de beberse a escondidas un vaso de brandy de la botella de papá. Pues habían abierto tantas luces al mismo tiempo que la casa se había rebosado, y todo el cuarto año elemental de la escuela de San Julián el Hospitalario se había ahogado en el piso quinto del número 47 del Paseo de la Castellana. En Madrid de España, una ciudad remota de veranos ardientes y vientos helados, sin mar ni río, y cuyos aborígenes de tierra firme nunca fueron maestros en la ciencia de navegar en la luz.
Diciembre 1978
garcía márquez, gabriel.:doce cuentos peregrinos. Debolsillo 2008.