"¿Sabe usted cómo escribo yo mis cuentos? -le dijo a Korolenko, el periodista y narrador radical, cuando acababan de conocerse- Así." Echó una ojeada a la mesa -cuenta Korolenko- tomó el primer objeto que encontró, que resultó ser un cenicero, y poniéndomelo delante dijo: " Si usted quiere mañana tendrá un cuento. Se llamará El cenicero."Y en aquel mismo instante le pareció a Korolenko que aquel cenicero estaba experimentando una transformación mágica: "Ciertas situaciones indefinidas, aventuras que aún no habían hallado una forma concreta, estaban empezando a cristalizar en torno al cenicero". V.NABOKOV/"Chéjov"


"¿Has visto alguna vez un montaje realmente hermoso de, digamos, "El jardín de los cerezos"? No me digas que sí. Nadie lo ha visto. Puede que hayas visto "montajes inspirados, montajes eficaces", pero nunca algo hermoso. Nunca una versión en la cual todos los que salen al escenario estén a la altura del talento de Chéjov, matiz por matiz, carácter por carácter."-J.D.Salinger

Letras Libres: 17 enero 2020 ***Feliz cumpleaños,Anton Chéjov

martes, 29 de octubre de 2013

UNA BALA EN EL CEREBRO





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En 2005 Alfaguara publicó Vieja escuela de Tobias Wolff , muchos lectores le conocieron entonces siguiendo  la elogiosa crítica de José María Guelbenzu. Rodrigo Fresán en  El País   lo calificó de  " pequeño clásico" .
Era una invitación   a conocer al autor y algunos  lectores de aquella novela de formación, -un bildungsroman clásico-,  se hicieron adictos a la escritura  de Wolff.  En Una bala en el cerebro, una de sus narraciones cortas,  se puede valorar y disfrutar  de su maestría con las interesantes variaciones que ofrecen   las dos traducciones.


   
                                                  

                                            UNA BALA EN EL CEREBRO  (1ª                                                       traducción)



     Anders no pudo llegar al banco hasta justo antes de que cerraran, así que como era de esperar, había una cola inmensa y tuvo que estar un montón de tiempo parado detrás de dos mujeres, cuya estúpida conversación a voces le dio ganas de matarlas. En cualquier caso Anders, un critico literario conocido por la elegante e inabarcable ferocidad con la que despachaba casi todas las obras que reseñaba siempre tenía ganas de matar a alguien.
    Con una cola que todavía recorría dos veces el pasillo de cordones, una de las cajeras colgó el cartel de FUERA DE SERVICIO y se dirigió al fondo del banco, donde se apoyó en una mesa y empezó a charlar con un hombre que pasaba papeles de un montón a otro. Las mujeres que estaban delante de Anders interrumpieron su conversación y miraron a la cajera con odio.
    -¡Le parecerá bonito! -dijo una de ellas, y volviéndose a Anders añadió, segura de que él estaría de acuerdo-: Uno de esos pequeños detalles de humanidad que fomentan la fidelidad de la clientela. 
    Anders había amasado por su cuenta un odio ilimitado por la cajera pero no tardó en volverlo hacia aquella presumida llorona que tenía delante.
    -Es demasiado -dijo- una tragedia, en realidad. Cuando no le cortan a uno una pierna por equivocación o le bombardean el pueblo de sus antepasados, les cierran las ventanillas delante de sus narices.
    La mujer se mantuvo en sus trece.    -Yo no he dicho que fuera trágico -dijo- .Sólo he dicho que no es forma de tratar a los clientes.
    -Imperdonable -dijo Anders-. Los cielos nos vengarán.    Ella se mordió los carrillos, pero clavó la vista en algo que estaba detrás de él y se calló. -Anders vio que la otra mujer, la amiga, miraba en la misma dirección. Y entonces los cajeros dejaron de hacer lo que estaban haciendo, los clientes fueron volviéndose lentamente y el banco se quedó en completo silencio. Dos hombres con las caras cubiertas con pasamontañas negros y vestidos con traje azul estaban parados a un lado de la puerta. Uno de ellos tenia una pistola hundida en el cuello de un guardia de seguridad. Éste había cerrado los ojos y movía los labios en silencio. El otro llevaba una escopeta de cañones recortados.   
    -Cierren el pico -dijo el hombre de la pistola aunque nadie había dicho una palabra-. que a uno de los cajeros se le ocurra pulsar la alarma y los hago a todos fiambre. ¿Entendido?    Los cajeros asintieron.
    -Estupendo -dijo Anders-, Fiambre -se volvió hacia la mujer que estaba delante de él en la cola-, Buen guión,¿no? La severa poesía de las clases peligrosas.    La mujer lo miró con los ojos anegados en lágrimas.
    El hombre de la escopeta empujó al guardia hasta ponerlo de rodillas. Le pasó el arma a su compañero y agarrando bruscamente al guardia por las muñecas, se las ató a la espalda con unas esposas.Luego lo tiró al suelo de una patada en las paletillas. Tras esto recuperó su escopeta y se dirigió a la puerta de seguridad situada al final del mostrador. Era bajo, rechoncho, y se movía con una lentitud peculiar, como aletargado incluso.    
   -Ábranle -dijo su compañero.    El hombre de la escopeta empujó la puerta y fue de cajero en cajero, dándole a cada cual una saca. Cuando llegó a la ventanilla cerrada miró al hombre de la pistola, que preguntó:    
-¿Quién atiende en esta ventanilla?    Anders observó a la cajera. Ella se llevó la mano a la garganta y se volvió hacia el hombre con quien había estado hablando.   -Yo -dijo-, asintiendo al mismo tiempo con la cabeza.    -Pues mueva el culo y póngase a llenar esa saca.   -Ahí tiene -dijo Anders a la mujer que estaba delante de él en la cola-, ya se ha hecho justicia.    -¡Eh tú, listorro! ¿Te ha dado alguien permiso para hablar?    -No -contestó Anders.    -Entonces cierra el pico.     -¿Ha oído eso ? -dijo Anders-. Parece directamente sacado de Los asesinos.    -Por favor, cállese.   -Oye, tú. ¿Estás sordo o qué? -el hombre de la pistola se acercó a Anders. Le hundió el arma en la tripa-. ¿Crees que estoy de broma?    -No- respondió Anders, pero el cañón del arma le hacía cosquillas como un dedo tieso y tuvo que reprimir una sonrisa. Lo que consiguió mirando al hombre a los ojos, que eran claramente visibles detrás de los agujeros abiertos en la máscara: azul pálido y ribeteados de rojo. Tenía un tic en el izquierdo. Emanaba un penetrante olor a amoniaco, que fue lo que más sorprendió a Anders de todo lo que había sucedido; y estaba empezando a sentirse incómodo, cuando el hombre volvió a hostigarlo con la pistola.       
   Anders nunca había prestado mucha atención a aquella parte del banco, un viejo y pomposo edificio con suelos y columnas y mostradores de mármol y volutas doradas sobre las ventanillas de la caja. El techo abovedado estaba decorado con figuras mitológicas, en cuya carnosa fealdad recubierta de ropajes había reparado Anders muchos años antes y luego había dejado de fijarse.Ahora no le quedaba más remedio que examinar detenidamente la obra del pintor. Era incluso peor de lo que recordaba y estaba toda ella ejecutada con la máxima seriedad. El artista se sabía unos trucos que utilizaba una y otra vez: el tenue arrebol de las nubes, el recato con que volvían la vista atrás los cupidos y los faunos. El techo estaba cubierto con diferentes escenas, pero la que llamó la atención de Anders fue la de Zeus y Europa, representados en este caso como un toro oculto tras un almiar comiéndose con los ojos a una vaca. A fin de hacerla más sexy, el pintor había ladeado insinuantemente las caderas de la vaca y la había puesto unas lánguidas pestañas, bajo las cuales le devolvía al toro su mirada con otra de lasciva invitación. El toro sonreía afectadamente, arqueando las cejas. De haber habido un bocadillo saliendo de su boca, como en los cómics, éste habría dicho: "¡Hijiiii!"
    -¿Qué encuentras tan gracioso, listorro?    -Nada.    -Te parezco gracioso ¿eh? ¿te crees que soy un payaso?    -No.    -¿Te crees que te puedes burlar de mí,eh?    -No.    -Vuelve a reírte y habrás pasado a la historia. Capische?    Anders soltó una carcajada. Se tapó la boca con las manos y dijo: "Lo siento, lo siento"; luego se le escapó un resoplido y continuó: Capische, Dios mío, capische".Ante lo cual el hombre de la pistola la levantó y disparó a Anders directamente a la cabeza.
   -¿Conque te gusto? ¿Eh, listorro? -le dijo-. ¿Quieres chuparme la polla?    -No -dijo Anders.    -Entonces deja de mirarme.    Anders fijó la vista en la brillante puntera de los zapatos del hombre.
    -No abajo. Ahí arriba -le puso la pistola bajo la barbilla y le levantó la cara hasta que lo dejó mirando al techo.
    La bala horadó el cráneo de Anders, le atravesó el cerebro y salió por detrás del oído derecho, esparciendo trocitos de hueso en el córtex cerebral, en el cuerpo calloso, por detrás de éste hacia los ganglios basales y, más abajo, en el tálamo. Pero antes de que ocurriera todo esto, el primer impacto de la bala en el cerebro reventó una quebradiza cadena de iones y de neurotransmisores. Debido a su peculiar origen, éstos trazaron un recorrido así mismo peculiar, que le hizo revivir una tarde de verano olvidada hacía mucho tiempo, una tarde de hacía cuarenta años, por lo menos; por qué ésta y no otra no se debió más que a una pura chiripa. Después de machacarle el cráneo, la bala entró a una velocidad de trescientos metros por segundo, una velocidad patéticamente lenta, glacial, si se la compara con el relámpago sináptico que desencadenó a su paso. Una vez en el cerebro, la bala pasó a estar bajo la mediación del tiempo cerebral, lo que le dio a Anders un pausado lapso para contemplar la escena que, en una frase que él hubiera detestado, "pasó delante de sus ojos". 
    Merece la pena mencionar aquello que Anders no recordó, dado lo que sí recordó. Anders no recordó a su primer amor Sherry, o aquello que había amado con locura en ella, antes de que llegara a irritarlo, es decir, su desinhibida carnalidad y especialmente la desenvoltura que mostraba ante su aparato, al que llamaba Señor Ratón: "Huy, huy, si parece que el Señor Ratón tiene ganas de jugar" o "Venga, a casa, Señor Ratón". Anders no recordó a su mujer, a quien también había querido hasta que ella terminó agotándolo con su predicibilidad, ni a su hija, hoy una malhumorada profesora de Economía en Dartmouth. No se recordó a sí mismo parado delante del cuarto de su hija, observando como esta regañaba a su osito de peluche por haber sido malo y recitaba los espantosos castigos de que iba a ser objeto Paws si no cambiaba de conducta. No recordó ni un solo verso de todos los poemas que se había aprendido de memoria en su juventud a fin de regodearse con ciertas sensaciones intensas. Ni uno. Anders no recordó a su madre moribunda diciendo a propósito de su padre:"Debería haberlo apuñalado mientras dormía"  
   No recordó al profesor Josephs contando a la clase que los prisioneros atenienses en Sicilia eran liberados si podían recitar a Esquilo, y luego recitándolo él mismo, y en griego. Anders no recordó la quemazón de sus ojos al oír aquellos sonidos. No recordó la sorpresa al ver el nombre de un compañero de clase en la cubierta de una novela poco después de que se graduaran, ni el respeto que había sentido después de leer el libro. No recordó el placer de respetar.    
   Ni tampoco recordó Anders haber visto sólo unos días después del nacimiento de su hija, a una mujer tirándose a la calle desde el edificio de enfrente al suyo. No se recordó gritando: "¡Señor, apiádate de ella!". No recordó haber estrellado adrede contra un árbol el coche de su padre, ni que un policía le hubiera pateado las costillas en una manifestación en contra de la guerra, ni que alguna vez le hubiera despertado su propia risa. No recordó cuando había empezado a mirar con aburrimiento y aprensión el montón de libros que se acumulaban sobre su mesa, ni cuando empezó a enfadarse con los escritores por escribirlos.No recordó cuando todo empezaba a recordarle otra cosa.
    Esto es lo que recordó. El calor. Un campo de béisbol. La hierba amarillenta, el zumbido de los insectos, él mismo apoyado en un árbol mientras los chicos del barrio se reúnen para jugar un partido. Él mira mientras otros discuten sobre la genialidad de Mantle y Mays. Se han pasado todo el verano hablando de lo mismo, y el tema ya ha empezado a resultarle tedioso: una opresión, como el calor.
    Llegan los últimos chicos, Coyle y un primo suyo de Mississippi. Anders no conocía al primo de Coyle y nunca más lo volverá a ver. Le dice hola junto con los demás, pero no se vuelve a fijar más en él hasta que no han escogido campo y alguien le pregunta al chico en qué posición quiere jugar.    -Parador -dice el chico-. Parador es la fetén, chavea.    

                    Anders se vuelve y lo mira. Le gustaría oír al primo de Coyle repetir lo que acaba de decir, pero sabe que no debe pedírselo. Los otros creerán que se está burlando de la forma de hablar del chico y le llamarán  memo. Pero no se trata de eso, en absoluto, sino de que esas dos últimas palabras, su pura imprevisibilidad, su música, han producido en Anders un extraño entusiasmo, un extraño regocijo. Entra en el campo en trance, repitiéndoselas para sus adentros.

    La bala ya está en el cerebro; no se la puede adelantar perennemente ni detener por arte de magia. Terminará por hacer lo que tiene que hacer y dejará el cráneo atrás, arrastrando su cola de cometa trenzada de memoria y esperanza y talento y amor hasta el templo marmóreo del comercio. Es inevitable. Pero por el momento Anders todavía puede ganar tiempo. Tiempo para que las sombras se alarguen sobre el césped, tiempo para que el perro atado ladre a la pelota que pasa por el aire, tiempo para que  un muchacho al lado derecho del campo palmotee su guante de béisbol, negro de sudor, mientras recita suavemente fetén, chavea; fetén, chavea; fetén chavea. 


Tobias Wolff, La noche en cuestión. Alfaguara 2000 (Traducción: Pilar Vázquez)



                                       

                                              
                                               UNA BALA EN EL CEREBRO  (2ª traducción)


    Anders no pudo llegar al banco hasta justo antes de que cerraran, conque, naturalmente, la cola era interminable y tuvo que estar parado detrás de dos mujeres cuya estúpida conversación en voz muy alta le dio ganas de matarlas. En cualquier caso,Anders, un crítico literario conocido por la insistente y elegante ferocidad con la que despachaba casi todo de lo que reseñaba, nunca estaba del mejor humor.
    
    Con la cola dando todavía vuelta dos veces al cordón, una de las cajeras colgó un cartel de SIN SERVICIO en su ventanilla y se dirigió al fondo del banco, donde se apoyó en una mesa y empezó a perder el tiempo con un hombre que revolvía papeles. Las mujeres delante de Anders interrumpieron su conversación y miraron a la cajera con odio.
    -Muy bonito- dijo una de ellas. Se volvió hacia Anders y añadió, confiando en que estaría de acuerdo-: Uno de esos toques humanos que hacen que volvamos otra vez.
    Anders había acumulado por su cuenta un odio impresionante hacia la cajera, pero se dio la vuelta de inmediato hacia la presuntuosa llorica de delante.
    -Así nos tratan de mal -dijo-. Es trágico, en realidad. Si a uno no le cortan la pierna equivocada o bombardean el pueblo de sus antepasados, le cierran la ventanilla.
La mujer siguió a lo que estaba
    -Yo no dije que fuera trágico -dijo-. Sólo creo que es un modo espantoso de tratar a los clientes.
    -Imperdonable -dijo Anders-. el cielo se lo tendrá en cuenta.
     Ella se mordió las mejillas pero clavó la vista más allá de él y no dijo nada. Anders vio que su amiga estaba mirando en la misma dirección. Y entonces los cajeros dejaron de hacer lo que estaban haciendo, los demás clientes se dieron la vuelta lentamente, y en el banco se hizo el silencio. Dos hombres que llevaban pasamontañas negros y traje azul estaban parados al lado de la puerta. Uno de ellos tenía una pistola clavada en el cuello del guardia de seguridad. El guardia tenía los ojos cerrados y se le movían los labios. el otro hombre tenía una escopeta de cañones recortados.
    -¡Cierren el pico! -dijo el e la pistola, aunque nadie había dicho ni palabra-. Si uno de los cajeros pulsa la alarma los dejo a todos fiambre.
    -Estupendo -dijo Anders-. Fiambre- se volvió hacia la mujer que tenía delante-., Un buen guión ¿eh? La dura y cruda poesía de las  clases peligrosas.
    Ella le miró con ojos húmedos.
    El de la escopeta empujó al guardia, poniéndolo de rodillas. Entregó el arma a su compinche y tiró de las muñecas del guardia para ponérselas a la espalda y se las sujetó con unas esposas. Lo arrojó al suelo de una patada entre los omóplatos, luego recuperó su escopeta y fue a la puerta de seguridad del final del mostrador. Era bajo, fuerte y se movía con una lentitud peculiar.
    -Déjenlo entrar- dijo su compinche. El hombre de la escopeta abrió la puerta y recorrió tranquilo la hilera de cajeros, entregándoles una bolsa de plástico a cada uno. Cuando llegó a la ventanilla sin servicio miró al hombre de la pistola que dijo -: ¿De quién  es esta ventanilla?
    Anders observó a la cajera. Ésta se llevó la mano ala garganta y se volvió hacia el hombre con quien había estado hablando, que asintió con la cabeza.
    -Es la mía- dijo ella.
    -Pues mueva ese asqueroso culo y llene la bolsa.
    -Ahí tiene -dijo Anders a la mujer de delante de él-. Ya se ha hecho justicia.
    -¡Oye listillo! ¿Te he dicho que hables?
    -No- contestó Anders.
    -Entonces cierra el pico
   -¿Oyó eso? -dijo -Anders-. "Listillo". sacado directamente de Los asesinos.
    -Por favor, cállese dijo la mujer.
    -Oye, ¿estás sordo o qué? -el hombre de la pistola se acercó a Anders y le hundió el arma en la tripa-. ¿crees que estoy de broma?
    -No- dijo Anders, pero el cañón le hacía cosquillas como un dedo tieso y tuvo que contener una risa nerviosa. Lo consiguió obligándose a mirar a los ojos al hombre, que eran claramente visibles detrás de los agujeros del pasamontañas: azul claro y ribeteados de rojo. El párpado izquierdo del hombre tenía un tic. El aliento le olía fuerte, a amoniaco, lo que sorprendió a Anders más que todo lo que había pasado, y estaba sintiéndose incómodo cuando volvió a apretarle la pistola.
    -¿Te gusto, listillo? -dijo- ¿Me quieres chupar la polla?
    -No- dijo Anders.
    -Entonces deja de mirarme.
    Anders clavó la vista en la puntera de los brillantes zapatos del hombre.
    -Ahí abajo no. Ahí arriba -clavó la pistola bajo la barbilla de Anders y se la empujó hasta que estuvo mirando el techo.


    Anders nunca había prestado mucha atención a aquella parte del banco, un viejo y pomposo edificio con suelo y mostradores de mármol, y adornos metálicos dorados encima de las ventanillas de las cajas. El techo abovedado tenía una decoración de figuras mitológicas con una carnosa fealdad envuelta en túnicas. Anders ya había echado una mirada muchos años antes y después decidió ignorarla. Ahora no tenía otra elección que examinar la obra del pintor. Era incluso peor de lo que recordaba, y toda ella estaba realizada con la máxima seriedad. el artista se guardaba unos cuantos trucos en la manga y los usaba una y otra vez: un determinado tono rosado en la parte de abajo de las nubes, un modo tímido de volver la vista atrás en la cara de cupidos y faunos. El techo estaba cubierto de diferentes dramas, pero el que atrajo la mirada de Anders fue el Zeus y Europa; retratados en esta representación, como un toro que comía con los ojos a una vaca detrás de un montón de heno. Para hacer sexy a la vaca, el pintor había ladeado insinuantemente sus caderas y puesto unas largas pestañas caídas a través de las que devolvía la mirada al toro con seductora invitación. El toro sonreía con suficiencia y tenía las cejas arqueadas. Si hubiera habido un bocadillo saliéndole de la boca, como en los cómics, tendría escrito: "Bombón eres  ,mía".

    -¿Qué es tan divertido, listillo?
    -Nada.
    -¿Crees que soy cómico? ¿Crees que soy un payaso o algo?
    -No.
    -¿Crees que me puedes joder?
    -No.
    -Vuelve a joderme y serás historia. Capiche?
    Anders se echó a reír. Se tapo la boca con las dos manos y dijo:
    -Lo siento, lo siento -luego resopló entre los dedos sin poderlo evitar y dijo-:Capiche...Dios santo, capiche- y ante eso el hombre de la pistola la levantó y disparó a Anders en plena cabeza.



    La bala destrozó el cráneo de Anders, se abrió paso por su cerebro y salió por detrás del oído derecho, dispersando esquirlas de hueso en el córtex cerebral, el cuerpo calloso;y por detrás hacia los ganglios basales, y más abajo, el tálamo.Pero antes de que ocurriera todo eso, el primer impacto de la bala en el cerebro partió una quebradiza cadena de comunicación de iones y neurotransmisores. Debido a su peculiar origen, éstos trazaron un recorrido peculiar, trayendo inesperadamente a la vida una tarde de verano de unos cuarenta años antes, y hacía tiempo perdida para el recuerdo.Después de entrarle en el cráneo, la bala se movió a trescientos metros por segundo, una velocidad mínima comparada con el relámpago sináptico que destelló a su alrededor. Esto es, una vez alojada en el cerebro, la bala quedó sometida a la mediación del tiempo cerebral, lo que le dio a Anders tiempo de sobra para contemplar la escena que, en una frase que él hubiera aborrecido, "pasó delante de sus ojos".



    Merece la pena dar cuenta de lo que no recordó Anders, dado lo que sí recordó. No recordó a su primer amor, Sherry,o lo que había querido con más locura de ella, antes de que llegara a irritarlo: su desinhibida carnalidad, y en especial el modo cordial con que trataba a su miembro, al que llamaba Señor Topo, como cuando decía "Huy, parece que el Señor Topo quiere jugar". Anders no recordó a su mujer, a la que también había querido antes de que terminara agotándole con su predicibilidad, ni a su hija, ahora una huraña profesora de Economía en Dartmounth. No recordó que había estado parado delante de la habitación de su hija mientras ella reñía a su oso de peluche por sus travesuras y detallaba los terribles castigos que recibiría Zarpas si no variaba de conducta. No recordó ni un solo verso de los centenares de poemas que había  aprendido de memoria en su juventud para así producirse escalofríos cuando quisiera; ni "Callado, allá en lo alto del monte Darién", ni "Dios mío, oí en este día", ni "¿Todos mis pequeños? ¿Has dicho todos? ¡Buitre infernal! ¿Todos?". Ninguno de ellos recordó; ni uno. Anders no recordó a su madre moribunda diciendo de su padre: "Debería haberle apuñalado mientras dormía".

    
    No recordó al profesor Josephs contando a la clase que los prisioneros atenienses en Sicilia eran liberados si podían recitar a Esquilo, ni a sí mismo recitando a Esquilo, allí mismo, en griego. Anders no recordó que le ardían los ojos ante aquellos sonidos. No recordó la sorpresa de ver el nombre de un compañero de universidad en la cubierta de una novela no mucho después de que se graduaran, ni el respeto que sintió después de leer el libro. Ni recordó el placer de respetar algo.


    No recordó Anders haber visto a una mujer tirándose desde el edificio de enfrente del suyo y matándose unos días después de que hubiera nacido su hija. No recordó haber gritado: "¡Señor, apiádate de ella!". No recordó haber chocado a propósito con el coche de su padre contra un árbol, ni que tres policías le hubieran pateado las costillas en una manifestación contra la guerra, ni despertarse debido a su propia risa. No recordó cuando había empezado a mirar el montón de libros de encima de su mesa con  aburrimiento y miedo, ni cuando se enfadaba cada vez más con los escritores por escribirlos. No recordó cuando todo le empezó a recordar otras cosas.


    Esto es lo que recordó. Calor.Un campo de béisbol. Hierba amarillenta, el zumbido de insectos, él mismo apoyado en un árbol mientras los chicos del barrio se reúnen para jugar un partido. Él sigue mirando mientras los otros discuten sobre el respectivo genio de Mantle o Mays. Han estado preocupados por esa cuestión el verano entero, y el asunto ya le resultaba tedioso: una opresión, como el calor


    Luego llegan los últimos chicos, Coyle y un primo suyo de Mississippi. Anders no conocía al primo de Coyle de antes y nunca lo volverá a ver. Le dice hola con los demás pero no le vuelve a prestar atención hasta que ha elegido equipo, y alguien pregunta al primo en qué puesto quiere jugar.
    -Parador -dice el chico-. Parador es el mejor puesto aunque haiga más.
    Anders se vuelve y lo mira. Quiere oír al primo de Coyle repetir lo que acaba de decir, aunque sabe que es mejor no pedírselo. Los demás pensarían que él es un gilipollas, que se burla del chico por su error gramatical. Pero no es eso, no es eso en absoluto; es que a Anders le han dejado extrañamente espabilado, eufórico, aquellas dos últimas palabras, por su imprevisibilidad y su música. Entra en el campo en trance, repitiéndolas para sí mismo.
    La bala ya está en el cerebro; no puede hacerse que siga para siempre ni detenerla por encantamiento. Al final hará su trabajo y dejará el cráneo atrás, arrastrando su cola de cometa de memoria y esperanza, talento y amor hasta el interior del templo de mármol blanco. No se puede evitar eso. Pero Anders todavía puede ganar tiempo. Tiempo para que las sombras se alarguen sobre el césped, tiempo para que el perro atado ladre a la pelota que vuela, tiempo para que el chico del lado derecho se golpee el guante de béisbol negro de sudor y recite suavemente: "Haiga más, haiga más, haiga más".


Tobias Wolff, Aquí empieza nuestra historia. Alfaguara 2009.(Traducción: Mariano Antolín Rato)

martes, 23 de julio de 2013

Leer a la sombra de Naipaul

                          



                        
                                                   

Paul Theroux  cuenta en "La sombra de Naipaul" 
 la  estrecha relación que mantuvo con el escritor de Trinidad y hace una radiografía -con perspicacia y amargura pero también con calidez- de una amistad intensa, al menos por su parte y después rota . Es un relato que atrapa  desde el comienzo y entre sus muchos atractivos están los momentos en que V.S.Naipaul habla de literatura.Como en la p.56:  
"¿Qué libros, y por qué?-Olvídate de Nabokov. Lee 'Muerte en Venecia'. Presta atención a la acumulación de pensamiento. Fíjate en lo que cada frase aporta y enriquece".  Y los escritores estadounidenses? Sin duda le debía gustar alguno -"¿Recuerdas como empieza el cuento 'El hotel azul', de Stephen Crane? ¿La frase sobre el color azul? -preguntó-. Eso me gusta."
Lo que   lleva a  releer el relato  de Mann de otra manera,  y a  buscar  el cuento desconocido hasta ahora de Crane. 
                                  Miquel Barceló  (retrato de lector full time)

                                                                       

I.- La Muerte en Venecia.

Sigue siendo la obra maestra que se recuerda, pero después de saber lo que piensa Naipaul de ella  y conociendo su biografía y sus "Cartas entre un hijo y un padre" ,algunos aspectos  emergen con mayor relieve, como esa "acumulación de pensamiento" a que alude con agudeza. 

El Capitulo 2, tiene vida propia dentro del relato general  y parece un breve ensayo sobre el oficio de escritor. La narración completa  tendría la misma unidad si se prescindiera de él porque el tema es recurrente a través de la obra.Puede que añada intensidad pero no es seguro. En él reflexiona sobre la naturaleza de la escritura y  del escritor.Cierto tipo de escritor. El  que aspira a la cima, a sobresalir, a ser reconocido por su excelencia pero también socialmente. "Una ascensión hacia la dignidad", lo llama Mann. La disciplina como herencia paterna...el sentido austero del deber... la moral protestante del esfuerzo, en su  caso ...


Indaga sobre la práctica del oficio vivido con una intensidad insoportable y las relaciones entre la escritura y  la vida. Y aunque se refiere a Gustav Achenbach, tal vez el propio Mann, parece escrito para Naipaul, o podría haber sido escrito por él. También  en su vida hay una tensión extrema y en su escritura solidez de pensamiento... y la  ambición ineludible  de lograr la excelencia y ser un escritor reconocido,también,socialmente. El oficio de escritor como camino de perfección y tormento, búsqueda de la dignidad en el reconocimiento literario y social.Escribe Mann:

"La fusión de un sentido del deber austero y escrupuloso con impulsos más oscuros y fogosos dio origen a un artista, a ese peculiar artista.Cómo su ser entero aspiraba a la fama,"[-]

"Y lo moralmente heroico del caso era que distaba mucho de tener una constitución robusta, y se sentía más bien llamado, no predispuesto por naturaleza, a soportar esa tensión contante"[-]
"Y como quería cargar sobre sus delicados hombros -para llevarlas lo más lejos posible- las tareas que su talento le imponía, tenía una extrema necesidad de disciplina, y esta era, por suerte para él, una herencia innata que había recibido de su padre"[-]
"Gustav Aschenbach era el poeta de todos los que trabajan al borde de la extenuación, curvados bajo una excesiva carga, exhaustos, pero aún erguidos; de todos esos moralistas del esfuerzo que, endebles de constitución y escasos de medios, logran, al menos por un tiempo, producir cierta impresión de grandeza a fuerza de administrarse sabiamente y someter su voluntad a una especie de éxtasis."[-]
"sí, hasta podía decirse que toda su carrera había sido una consciente y obstinada ascensión hacia la dignidad, más allá de los mil y un obstáculos interpuestos por la ironía y por la duda."...




Agosto 2018, se vuelve una vez más a la historia de Thomas Mann que  -con la guía de los comentarios de Naipaul- se dilata y ahonda.                                            
                                                                          ***

También se lee El hotel azul, en una desconocida  edición y tal vez sospechosa traducción . Pero el punto de vista  que adopta Crane tiene  mucha fuerza  y es difícil destruir el texto, al menos completamente. La frase sobre el color azul de que habla Naipaul es su  sorprendente comienzo:
"El Palace Hotel en Fort Romper estaba pintado de azul claro, un color que se encuentra en las patas de una especie de garza y que hace que este pájaro se destaque claramente en cualquier paisaje. El Palace Hotel, en aquel entonces, estaba siempre chillando y ululando hasta tal punto que relegaba el paisaje de invierno de Nebraska a la altura de un silencio gris y cenagoso. Se erguía solitario en la pradera. Cuando caía la nieve, la ciudad que se encontraba a unos doscientos metros, no se podía divisar."
un azul singular que se encuentra en las patas de una especie de garza...en un paisaje de invierno



Stephen Crane, el autor de El rojo emblema del valor,  que John Huston llevó al cine en 1951,es otro de los grandes autores de Estados Unidos de los siglos XIX y XX. Tuvo éxito pronto y se ganó la admiración  de grandes escritores  por su lenguaje preciso y poético. Conrad, Ford Madox Ford, Henry James... le frecuentaron durante su estancia en Inglaterra a donde se trasladó a vivir  en 1897

Había nacido en Newark, New Jersey en 1871 y ejercido el periodismo en Nueva York .Enfermo de tuberculosis  moriría en  un sanatorio en  Badenweiler, Alemania, en  1900 .En un hotel del mismo lugar, iba a morir Chéjov cuatro años más tarde. Chejov era muy joven para morir, tenía cuarenta y cuatro años en 1904, pero tuvo el tiempo suficiente  para  realizar una  obra  extensa y madura con un  valor literario -y humano- que no deja  de crecer. Pero Crane al morir  tenía  solo veintiocho años.


4abril2019,Muerte en Venecia

- leer  prescindiendo  del capítulo 2 y comprobar si se sostiene, si no pierde nada; incluir el capítulo 2 pudo interesar por causas editoriales: transformar un  cuento largo -extraordinario- en una nouvelle

14marzo2021, La tierra baldía
-en 1922 se publicaron el Ulises y La tierra baldía. La obra de T.S.Eliot consta de 433 versos y cinco secciones y en la primera edición   tenía 17 páginas, más  7 páginas de notas, que algunos criticaron como pedantería. Tiempo después Eliot confesaría que las notas fueron alargadas para hacer publicable un volumen de páginas tan escaso.

 Relacionado:
Naipaul lejos de cualquier lugar   



Paul Theroux, La sombra de Naipaul, Ediciones B,2002


jueves, 18 de julio de 2013

Terraza de verano 4 / densidad y literatura zen







Chuang-Tzu, de Octavio Paz es un libro minúsculo editado por Siruela. Ni siquiera llega a las cien páginas. Pero las  introducciones y comentarios  de Paz  contienen  algo  sutil y difícil  de señalar que hace a un libro especialmente valioso. Sorprende que en tan reducido espacio, quepan tantas cosas: erudición, y pensamiento, conceptos y poesía, emociones...y todo ello expresado con una  sencilla elegancia que en Paz parece innata.

En Chuang-Tzu no sólo hay historias del pensador y poeta.Caben, además, una serie de breves ensayos. de otros  autores chinos. Destaca  el que   Paz  ha titulado (una nota recuerda que el nombre lo ha puesto él): Misión de la Literatura.Al iniciarse esa parte del libro señala: 
"Los chinos sobresalen en el ensayo breve. Objetividad, mesura, ironía, desdén por el detalle concreto, amor por la abstracción, preferencia por las formas estáticas y por la simetría de las frases: tales son según los entendidos las virtudes de la prosa clásica (Época T'ang)".  
Paz recuerda que la literatura china es, entre las vivas, la más antigua del mundo y que Han-Yu, el autor de Misión de la literatura,  vivió entre los siglos viii y ix d.C


                                                         
                                                          Misión de la literatura


Todo resuena, apenas se rompe el equilibrio de las cosas. Los árboles y las hierbas son silenciosas; el viento las agita y resuenan. El agua está callada: el aire la mueve, y resuena; las olas mugen: algo las oprime; la cascada se precipita: le falta suelo; el lago hierve: algo lo calienta.

Son mudos los metales y las piedras, pero si algo los golpea, resuenan. Así el hombre. Si habla es que no puede contenerse; si se emociona, canta; si sufre, se lamenta. Todo lo que sale de su boca en forma de sonido se debe a una ruptura de su equilibrio

La música nos sirve para desplegar los sentimientos comprimidos en nuestro fuero interno. Escogemos los materiales que más fácilmente resuenan y con ellos fabricamos instrumentos sonoros: metal y piedra, bambú y seda, calabazas y arcilla, piel y madera. 


El cielo no procede de otro modo. También él escoge aquello que más fácilmente resuena: los pájaros en la primavera; el trueno en verano; los insectos en otoño; el viento en invierno. Una tras otra las cuatro estaciones se persiguen en una cacería que no tiene fin. Y su continuo transcurrir ¿ no es también una prueba de que el equilibrio cósmico se ha roto?

Lo mismo sucede con los hombres; el más perfecto de los sonidos humanos es la palabra; la literatura, a su vez, , es la forma más perfecta de la palabra. Y cuando el equilibrio se rompe, el cielo escoge entre los hombres a aquellos que son más sensibles, y los hace resonar.





martes, 16 de julio de 2013

Terraza de verano 3 / otro poco de zen





Octavio Paz une la sensibilidad del poeta y el vigor de pensamiento en   una escritura honda y brillante  que hicieron pronto de él  un clásico.En un prólogo para  Chuang-Tzu, se refiere a este personaje chino -considerado junto con Lao Tse  padre del taoísmo:
"Creo que Chuang-Tzu no sólo es un filósofo notable sino un gran poeta. Es el maestro de la paradoja y del humor, puentes colgantes entre el concepto y la iluminación sin palabras.",
la idea de la paradoja y el humor como puentes colgantes entre la gravedad del concepto y el fulgor de la iluminación...Chuang-Tzu vivió  a mediados del s.iv, a.C.,y Paz traza un apunte  magistral de las similitudes de la China de entonces, -fragmentada, inestable políticamente pero con una intensa actividad intelectual-, con las polis griegas de la época clásica y las repúblicas italianas del Renacimiento

También  contrapone el carácter utilitario y conservador de la filosofía de Confucio con el pensamiento de los poetas como Chuang-Tzu  y Lao-Tzu [Tse],  teñido de humor, imaginación  y escepticismo.Rebosante de libertad y cierto anarquismo  antisistema ,-y no sólo, si se toma  como sistema el racionalismo social de Confucio. 

Y comenta  Paz" es consolador saber que hace dos mil años, alguien predicaba lo contrario: la oscuridad, la inseguridad y la ignorancia, es decir, la sabiduría y no el conocimiento."

Se sabe cuánto valoraba Paz el pensamiento y  la cultura oriental y cómo sin conocer sus lenguas,  partiendo de versiones  inglesas y francesas acercó al mundo del español joyas de su pensamiento, literatura y  poesía. Las historias que cuenta el Chuang-Tzu de Paz, son parte de la obra del Chuang -Tzu "verdadero." :



                                                                    Sueño y realidad

Soñé que era una mariposa. Volaba en el jardín de rama en rama. Sólo tenia conciencia de mi existencia de mariposa y no la tenía de mi personalidad de hombre. Desperté. Y ahora no sé si soñaba que era una mariposa o si soy una mariposa que sueña que es Chuang-Tzu.
                                                                                  
                                                                                     
                                                                 Las leyes y los hombres

Tzu Kung, discípulo de Confucio, dijo a Lao-Tzu: "Dices que no debe haber gobierno.Pero, si no hay gobierno, ¿cómo se purificará el corazón de los hombres?". El maestro contestó:"Lo único que no debemos hacer es entrometernos en el corazón de los hombres. El hombre es como una fuente; si la tocas se enturbia; si pretendes inmovilizarla, su chorro será más alto...Puede ser tan ardiente como el fuego más ardiente; tan frío como el hielo mismo. Tan rápido que, en un cerrar de ojos, puede darle la vuelta al mundo; en reposo es como el lecho de un estanque; activo es poderoso como el cielo. Un caballo salvaje que nadie doma: eso es el hombre".

El primer entrometido fue el Emperador Amarillo, que enseñó la virtud y la benevolencia. Los sabios Yao y Shun lo siguieron; trabajaron hasta perder los pelos de las canillas y de las piernas; se rompieron el alma con incesantes actos de bondad; se exprimieron los sesos para redactar innumerables proclamas y leyes. Nada de esto mejoró a la gente.  

Yao tuvo que desterrar a Huan Tou al Monte Chung, arrojar a Sao Miao al desierto, expulsar a Kung Kung -actos que habrían sido innecesarios de haber logrado sus buenos propósitos-.Desde entonces las cosas han ido de mal en peor.El mundo soportó, al mismo tiempo, al tirano Chieh y al bandolero Chih; frente a ellos en los mismos días, al virtuoso  Tseng, discípulo de Confucio, y al incorruptible Shi Yu.

Entonces surgieron las escuelas de Confucio y Mao Tzu. De ahí en adelante, el satisfecho con su suerte desconfió del descontento y a la inversa; el inteligente menospreció al tonto y éste a aquél; los buenos castigaron a los malos y los malos se vengaron de los buenos; los charlatanes y los hombres honrados intercambiaron injurias y amenazas. La decadencia se hizo universal. Los poderes naturales del hombre se desviaron, sus facultades innatas se corrompieron. En todas partes se empezó a admirar el "conocimiento" y la gente del común se volvió lista y taimada. Nada permaneció en su estado natural.Todo tuvo que ser cortado y aserrado a un modelo fijo, dividido justo en donde la línea de tinta lo señalaba, triturado a golpe de cincel y martillo, hasta que el mundo entero se convirtió en incontables fragmentos. Caos y confusión. ¡Y  todo esto sucedió por inmiscuirnos en el alma de los hombres! 

Aquellos que se dieron cuenta de la locura de estos métodos, huyeron a las montañas y  se escondieron en cuevas inaccesibles; y los grandes señores se sentaron temblando en sus viejos palacios. Hoy, cuando los cuerpos de los ajusticiados se apilan uno sobre otro; cuando a los prisioneros , encorvados y en cadenas se les empuja en manadas; cuando los contrahechos y los mutilados tropiezan uno con otro, los seguidores de Confucio y los de Mo-Tzu no encuentran otro remedio que, a horcajadas sobre los aherrojados, levantar las mangas de sus camisas y darse de pescozones. Semejante impudicia es increíble. Casi podría afirmar que santidad y sabiduría han sido el cerrojo y la llave de los grillos que aprisionan al hombre; virtud y benevolencia, las cadenas y cepos los inmovilizan. Sí, casi podría creerse que los virtuosos Tseng y Shi fueron las flechas silbantes  que anunciaron la llegada del tirano Chieh y del bandido Chih.

Cuando Po-Chu visitó el país de Chi, vio el cuerpo de un malhechor descuartizado. Al punto se despojó de su manto de corte y cubrió los pobres miembros destrozados como si envolviese a un niño en pañales. Y mientras hacía esto, gritaba y se lamentaba: "No creas que tú solo sufres esta desgracia. No sólo te pasa a ti esta terrible desdicha. Nos pasa a todos, aunque a ti te ha herido antes. Tus jueces dicen: no robarás, no matarás; y esas mismas almas virtuosas , al premiar y elevar a unos cuantos, hunden al resto en la ignominia. La desigualdad que crea sus leyes engendra la ira y el rencor. Ellos, que amontonan riquezas, honores y méritos, siembran la semilla de la envidia.El corazón turbio por odio y envidia, el cuerpo cansado por el trabajo sin tregua, el espíritu henchido de irrealizables deseos, ¿cómo escandalizarnos de que todos terminen como tú?".



Octavio Paz, Chuang-Tzu, Siruela.

miércoles, 10 de julio de 2013

Terraza de verano 1 y 2 / y un poco de zen





En verano el tiempo parece ir más lento. Es un tiempo suspendido, en stand by. La vida al aire libre se dilata y sentarse en una terraza una mañana de sol a tomar una cerveza o un helado o... lo que sea, es un buen momento para ver pasar la vida y olvidar preocupaciones propias de otras estaciones. También se puede emplear ese tiempo relajado para sumergirse  en la transparencia y brevedad de unos cuentos zen, que vendrá bien  recordar... en invierno.
 Una proporción exacta

Sen no Rilyu, un maestro de la ceremonia del té, deseaba colgar un cesto con flores de una columna. Pidió a un carpintero que le ayudara y le dio instrucciones para que colocara el cesto un poco más alto o más bajo, hasta que encontró exactamente el punto apropiado.

   -Ése es el lugar-  dijo finalmente Sen no Rikyu.
   El carpintero para poner a prueba al maestro, señaló el punto y luego fingió que lo había olvidado. ¿Era aquél el lugar?
   -¿Era aquí, tal vez? -preguntaba el carpintero una y otra vez, señalando diversos lugares de la columna.
   Pero tan preciso era el sentido de la proporción que tenía el maestro de la ceremonia del té que hasta que el carpintero señaló de nuevo el sitio exacto no le dio su aprobación.







El que da es quien debería estar agradecido



Cuando Seisetsu era maestro de Engaku en Kamakura, solicitó una sala más grande, puesto que el lugar donde impartía su enseñanza estaba abarrotado. Umezo Sei-bei, un mercader de Edo, decidió hacer donación de quinientas piezas de oro llamadas ryo para la construcción de una escuela más espaciosa. El mercader entregó este dinero al maestro.
-Muy bien lo tomaré -dijo Seisetsu.
Umezu dio a Seisetsu el saco de oro, pero estaba insatisfecho con la actitud del maestro. Tres ryu bastaban para que uno pudiera vivir todo el año, y al mercader ni siquiera le habían agradecido los quinientos.
- En ese saco hay quinientos ryo...-insinuó Umezu.
- Ya me lo has dicho antes -replicó Seisetsu.
- Aunque sea un mercader rico, quinientos ryo es mucho dinero -dijo Umezu.
-¿Quieres que te de las gracias por ello? -inquirió Seisetsu.
-Deberías hacerlo.
-¿Por qué habría de hacerlo? -inquirió Seisetsu-.El que da es quien debería estar agradecido. 





La clara comprensión de Ryonen


La monja budista conocida como Ryonen nació en 1797. Era nieta del famoso guerrero japonés Shingen.-Su genio poético y su atractiva belleza eran tales que a los diecisiete años servía a la emperatriz como una de las damas de la corte. Incluso a una edad tan juvenil le aguardaba la fama. 

La amada emperatriz falleció de repente y los esperanzados sueños de Ryonen se desvanecieron. Adquirió una aguda conciencia de lo efímero de la vida en este mundo. Fue entonces cuando deseó estudiar el zen.

Sin embargo sus familiares no estaban de acuerdo y prácticamente la obligaron a casarse. Rayonen asintió cuando le prometieron que podría ser monja después de haber tenido tres hijos. Antes de los veintiocho años se hallaba en condiciones de realizar su deseo, y ni su marido ni sus familiares pudieron disuadirla. Se rapó la cabeza, adoptó el nombre de Ryonen, que significaba comprender claramente, y emprendió su peregrinaje.

Llegó a la ciudad de Edo y pidió a Tetsugyu que la aceptara como discípula. Al maestro le bastó una sola mirada para rechazarla, porque era demasiado hermosa.
Entonces Ryonen  fue al encuentro de otro maestro, Hakuo,  el cual la rechazó por el mismo motivo, diciendo que su belleza no haría más que causar problemas.

Ryonen se hizo con una barra de hierro candente y se la aplicó al rostro. En unos instantes su belleza se había devanecido para siempre.
Entonces Hakuo la aceptó como discípula.
Para conmemorar esta ocasión, Ryonen escribió un poema en el reverso de un espejito:
                                Al servicio de mi emperatriz, quemé incienso
                                para perfumar mis ropas exquisitas,
                                Ahora, como mendicante sin hogar, quemo mi rostro
                               a fin de ingresar en un templo zen. 

Cuando Ryonen estaba a punto de abandonar este mundo, escribió otro poema:
                              Sesenta y seis veces han contemplado estos ojos
                              la cambiante escena del otoño,
                               He dicho lo suficiente sobre la  luz de la luna,
                               No me pidáis más.
                               Escuchad tan sólo la voz de los pinos y los cedros
                               Cuando no hay el menor soplo de viento.

                                                                     *


Una gota de agua


Un maestro de zen llamado Gisan pidió a un joven estudiante que le llevar un cubo de agua para enfriar el baño.

   El estudiante le llevó el agua y, tras enfriar el baño, arrojó al suelo la poca que quedaba.
-¿Estúpido -le regañó el maestro-. ¿Por qué no has regado las plantas con el resto del agua? ¿Qué derecho tienes a desperdiciar siquiera una gota de agua en este templo?
El joven estudiante alcanzó en aquel instante la iluminación del zen. Cambió su nombre por el de Tekisui, que significa una gota de agua.



Cómo escribir un poema chino



A un conocido poeta japonés le preguntaron cómo se compone un poema chino.

-  El poema chino habitual tiene  cuatro versos -explicó- .El primero contiene la fase inicial; el segundo verso la continuación de esa fase; el tercer verso gira sobre ese tema e inicia uno nuevo, y el cuarto une a los tres primeros. Una canción popular japonesa lo ilustra:
                         Las hijas de un mercader de seda viven en Kyoto.
                         La mayor tiene veinte años, la menor dieciocho.
                        Un soldado puede matar con su espada,
                        Pero esas muchachas matan a los hombres con sus ojos.




(101 cuentos zen. Galaxia Gutenberg)



lunes, 10 de junio de 2013

Robert RAUSCHENBERG. "Barcaza" -artefacto fluvial en blanco y negro

       



De Robert Rauschenberg -Port Arthur, Texas1925- Robert Hughes recuerda que sus notas en la escuela fueron siempre malas. Participó en la Segunda Guerra Mundial como enfermero de un hospital psiquiátrico y en 1945 viajó a París pero no lo encontró interesante y volvió a EE.UU.

En 1948 se matriculó en Black Mountain College, el instituto experimental de Carolina del Norte donde  Josep Albers que provenía de la Bauhaus era el encargado de arte. Un profesor duro que no valoró a Rauschenberg pero le enseñó la importancia de la disciplina para el trabajo artístico y lo inspirador  que era salir a pasear a la búsqueda de "objetos interesantes".
                            
                           BarcazaBarge) en el museo

También conoció entonces a otros artistas, como Cy Twombly que sería uno de sus amigos y con el que viajó por Italia y Marruecos y entró en contacto con el músico experimental John Cage, "el Duchamp de la música". La influencia de Cage le condujo a la idea de que la obra de arte se desarrolla en el resquicio que queda entre el Arte y la Vida.
                                                               
                           Robert Rauschenberg, combine paitings: 
    Bed, 1955, izda.  ( un edredón típico americano como soporte)
    Odalisca, 1955, dcha.  (entre los objetos utilizados una gallina disecada)

En 1948 se instala Nueva York  y entre 1951 y 53 trabaja bajo la influencia del expresionismo abstracto y la action paiting pero abandona esta vía cuando comprende que no puede innovar en ella y debe buscar un lenguaje propio.

-En 1953, compró un dibujo de De Kooning, lo cubrió de pintura blanca y lo convirtió en su obra: Willem De Kooning borrado por Rauschenberg. 
                                                 
Rauschenberg, Dibujo de De Kooning borrado por Rauschenberg, 1953

Parecía estar llevando a la práctica con un afilado  bisturí iconoclasta y burlón el pensamiento del dadaísta Tristan Tzara formulado décadas antes:"El arte está necesitado de una operación"

En los años sesenta en pleno Pop, Jasper Johns y Rauschenberg redescubren  Dadá, el movimiento antiarte  europeo  de principios de siglo  e   inician una corriente neodadaísta que Rauschenberg conduce por caminos impensados. Este revival estuvo favorecido , entre otras causas , por la presencia constante en la vida artística americana de Marcel Duchamp,  más dedicado a jugar al ajedrez pero una referencia ineludible, y la publicación  en 1951  de la antología dedicada a pintores y poetas dadaístas por el expresionista abstracto Robert Motherwell.

Robert Rauschenberg, vitalista, cálido, generoso, omnívoro, atolondrado ,pero con "una grandeza de alma y una riqueza de temperamento que recordaba a Walt Whitman"..., otra vez Robert Hughes. Su  actitud ante qué sea arte  abre el camino hacia el arte conceptual y es también  de origen dadaísta la respuesta: lo que decida el artista. Envía un telegrama:"Esto es el retrato de Iris Clerk si lo digo yo"                                     
                                   
Las enseñanzas de Albers, les objets trouvés de Duchamp, el collage inventado por Picasso y Braque tan utilizado por dadaístas, cubistas, y surrealistas, las basuras que le rodean en el bajo Manhattan, desembocaran en sus combines paitings: grandes ensamblajes, tridimensionales (Odalisca, Monogram...) o bidimensionales (Bed), que darán un giro desconocido a la obra de arte y tendrán gran influencia en  el arte posterior. Integra en la pintura todo tipo de objetos de inesperada procedencia y extravagancia consigue que se establezca entre ellos una relación nueva tejida de significaciones y juegos de palabras e imágenes. 

Rauschenberg con su versatilidad creativa, capacidad de invención, de imaginar poéticamente con materiales de deshecho callejeros, produce vertiginosos saltos de sensibilidad y libertad para expresarse y crear plásticamente. A partir de él una obra de arte se podrá hacer con cualquier material, en cualquier soporte, para cualquier lugar y con cualquier fin. Una obra lograda será una revelación poética que sucede en el borde que queda entre el Arte y la Vida. Con esta filosofía traspasaría todos los límites y crearía en múltiples campos, happenings, performances, o delicadas instalaciones sonoras en las que aplicaba los conocimientos musicales contagiados por Cage...
    
  Barcaza (Barge), 1962-3,óleo y tinta serigrafiada/lz.9,80 x 2,03 m. Col. Guggenheim

En 1962 le interesó una técnica, la serigrafía, como  modo de impresión. Ampliaba imágenes fotograficas y las seregrafiaba sobre el lienzo. Las imágenes trasladadas eran transformadas, tachadas, con frotados, goteos , brochazos de pintura... Como resultado  una serie de objetos heterogéneos o con relaciones débiles o reunidos en torno a un tema  se intensificarán en su mutua relación, y  llegaban a formar una representación única y a veces épica, como Barcaza (Barge).

El título Barge  lo sugirió el  formato: un lienzo -comprado a crédito- de casi 10 m por 2 (dos metros y medio más  largo que el Guernica, aunque el Guernica mide tres m. y medio  de altura). Le recordó las grandes gabarras de fondo plano que atraviesan los ríos caudalosos cargadas de mercancías.  En su estudio del bajo Manhattan tensó el lienzo sobre la pared y  se puso a trabajar con energía. Dominaba bien la superficie con sus casi dos metros de altura y en 24 horas le tuvo prácticamente acabado aunque posteriormente siguiera  retocándolo. En  1963   fue expuesto en el Museo Judío de Nueva York.
                               
Se puede tomar un primer contacto con la obra abarcándola en conjunto a distancia para acercarse y recorrerla caminando paralelo a ella. Rauschenberg que sabe utilizar el color con originalidad y refinada elegancia, esta vez, se concentra en  blancos, negros y grises. Mientras se avanza  las imágenes fluyen y permiten  apreciar las distintas técnicas y la variada  iconografía. Las imágenes están tomadas de revistas, periódicos...y el tema principal es el mundo contemporáneo:  medios de transporte y comunicación, nudos de autovías, camiones, naves espaciales...y también radares, jugadores de béisbol, edificios en construcción..., pájaros en una jaula, llaves, insectos, un cubo y un paralelepípedo trazados con líneas limpias...y , como otras veces antes, una Venus de arte clásico.

Rauschenberg ya  había utilizado El nacimiento de Venus de Botticelli, y la  Venus con espejo de Rubens. Ahora es la Venus del Espejo de Velázquez quien parece mandar el  mensaje subliminal:  esto que veis y  os parece basura es también arte  y  el autor es un artista  de la misma clase que ( Boticelli,  Rubens ), Velázquez...   

                                          ;
                         Velázquez,. Venus del Espejo, 1650, ól/lz, 177 x 122 cm.Londres

-Al utilizar  técnicas de reproducción industrial y temas extraídos de los medios de comunicación  se identificó  en un principio a Rauschenberg con el Arte  Pop aparecido en esos años. Pero sus piezas son más complejas que las obras pop: mantienen aspectos de sus orígenes expresionistas abstractos  y  de la action paiting y utiliza el collage de forma  impensable antes de él, llevando esta técnica  hasta sus últimas consecuencias. con la creación de las combines paitings. 

Las críticas de Barcaza en 1963 no fueron buenas, aunque Rauschenberg a diferencia de su amigo Cy Twombly, no tardaría en triunfar y ser reconocido y cotizado. El artista y crítico Donald Judd,--con una  miopía sorprendente en un artista que se movía dentro del arte de vanguardia de entonces y que mostró igualmente ante la obra de Cy Twombly expuesta ese mismo año en la galería de Leo Castelli-, calificó la pintura de aburrida.

Pero para el crítico H.Geldzahleruna  la obra  era  majestuosa, como una  película en blanco y negro en pantalla gigante y Rauschenberg, utilizaba las imágenes de forma que  provocaban saltos asociativos e imaginativos impensables antes. Sin duda Barcaza como las mejores obras de Rauschenberg, además de atrapar y fascinar,  dilata la forma de ver y  también de pensar y sentir cuando se está ante ella o se la recuerda.


relacionado:
Cy TWOMBLY, Una tragedia romana