
Una nueva pintura de Juan Sánchez Cotán ha vuelto a la actualidad al pintor toledano.Se trata de una naturaleza muerta con flores, frutas y hortalizas que acaba de ser identificada como suya. Pertenece a la familia de banqueros franceses David-Weil y es un bodegón de tema inusual en él por el predominio de las flores - posiblemente llenas del simbolismo religioso que hace de ellas un lenguaje referido a las cualidades o sufrimientos de Cristo y María y que se remonta a la Edad Media o más allá.
El pintor nacido en Orgaz en 1560 y muerto en Granada en 1627, se formó en Toledo con Blas del Prado, artista de fama entonces. Aunque realizó algunos retablos, destacó sobre todo por una serie de naturalezas muertas de belleza y personalidad singulares.Tardíamente, 1603, ingresó en la Cartuja del Paular, haciendo antes testamento como era usual al ingresar en una orden religiosa. En él se enumeran nueve de estas pinturas, seis de las cuales se pueden identificar con cuadros conocidos y ésta recientemente catalogada sería la séptima de la serie.


Sánchez Cotán, Bodegón con cardo y zanahorías,h 1600 ól/lz. Museo de Bellas artes de Granada.
Los bodegones de Sánchez Cotán le muestran como un seguidor temprano de las nuevas tendencias que se conocerán posteriormente como Barroco; al naturalismo y tenebrismo de la pintura él aporta un indecible misterio lleno de espiritualidad por la sencillez compositiva de base geométrica y la pureza con que trata los volúmenes de los objetos -a menudo humildes hortalizas y frutas- transfigurados por la luz y la inmensidad que sugiere el oscuro vacío del fondo sobre el que están pintados.
El recordado historiador del Arte, Alfonso. E. Pérez Sánchez dice de ellos: "los bodegones de Sánchez Cotán anteriores o posteriores a su profesión religiosa, son de una calidad excepcional por su desnudez, el ritmo casi musical del arabesco de sus líneas, la distribución rigurosa de las luces y las sombras..."

En el Toledo de Sánchez Cotán seguía pintando el Greco, que hasta su muerte en 1614 no dejó de acentuar un apasionado manierismo que añadía originalidad y un poco de escándalo a los temas religiosos.El cretense practicaba la "pintura-pintura" que había aprendido para siempre en Venecia.También San Juan de la Cruz permanecerá en la ciudad, pero en prisión,ocho meses de 1577. Víctima de la intransigencia religiosa en la cárcel toledana compondrá parte de sus prodigiosos versos.
Como ellos, cada uno a su manera, Sánchez Cotán expresa la sensibilidad metafísica y mística, de una religiosidad depurada e intimista que convive en la España de Felipe II y Felipe III con los gestos proselitistas, intolerantes y grandilocuentes de la Contrarreforma. Estos ascéticos bodegones parecen igualmente evocar parte del espíritu de una época en que lo religioso estaba estrechamente unido a lo cotidiano, a la vida ordinaria,y que encuentra su expresión en la frase de, la otras veces también visionaria y mística y ahora espontánea y práctica, Santa Teresa recordando que " también entre los pucheros anda Dios."
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