jueves, 9 de septiembre de 2010

" El Pan"/ José Watanabe poeta alado



Apoyándose en esta ala que pintó Durero en Nuremberg un día de 1512 y que sigue asombrando quinientos años después, José Watanabe, parece desear, con humor,  hacerse pasar por un ángel. Pero el poeta peruano -en quien confluyen la herencia genética de la mejor poesía peruana ,por parte de  madre-, y  la  japonesa, llevada hasta Perú por su padre-,  más  su personal talento, seguro que ya tiene alas propias en el Paraíso de los Poetas.
Durero,1512, Acuarela y gouache sobre vitela, 20 x 20 cm .Graphische Sammlung Albertina, Viena
                       José Watanabe (Perú, 1945-2007)




Antiguo Testamento, Libro de los Reyes 17:12 :
"Ella respondió: Vive Yahvé, tu Dios, que no me queda pan cocido; sólo un puñado de harina en el cántaro y un poco de aceite en la aceitera. Estoy recogiendo un par de palos, entraré y prepararé el pan para mí y mi hijo, lo comeremos y luego moriremos"
La cita bíblica y la realidad circundante han inspirado a Watanabe estos versos en los que entreteje dolor, ternura, humor y misterio para crear una extraña belleza  áspera y desolada doblemente arrasadora. 


EL PAN


PERDONEN que lo diga sin pudor,

pero mi madre y yo vivíamos en un pueblo
de hambrunas.

Las carencias

nos llevaban a todos a una especie de inocencia,
a un vivir
en el centro puro de nosotros mismos.
Así es cuando ya no queda nada salvo
la postura orgullosa de mi madre
que dormía como saciada.

Cada cierto tiempo pasaban profetas

que repetían monsergas en nombre de un dios
prometedor, pero cruel.
Ninguno trajo lluvia sobre los campos yermos
ni hizo el milagro de una simple lechuga.

Una tarde se asomó a nuestra puerta

un extranjero de mirada llameante, otro agorero,
pero no supimos quién ardía en él, si su dios
o su demonio.
Dijo llamarse Elías y tenía gran hambre como nosotros.
Se quedó mirando a mi madre
que en la artesa mezclaba un puñado de harina Santa Rosa
con una cucharada de manteca sin nombre.

Estoy haciendo un pan para mi hijo y yo. Lo comeremos

y después, con la dignidad de los pobres satisfechos,
nos moriremos de hambre, dijo mi madre

en Reyes V 17:12


José Watanabe; La piedra alada, Pre-Textos
Post relacionado:
más versos de josé watanabe
hokusai-watanabe-leonardo

No hay comentarios:

Publicar un comentario