"¿Sabe usted cómo escribo yo mis cuentos? -le dijo a Korolenko, el periodista y narrador radical, cuando acababan de conocerse- Así." Echó una ojeada a la mesa -cuenta Korolenko- tomó el primer objeto que encontró, que resultó ser un cenicero, y poniéndomelo delante dijo: " Si usted quiere mañana tendrá un cuento. Se llamará El cenicero."Y en aquel mismo instante le pareció a Korolenko que aquel cenicero estaba experimentando una transformación mágica: "Ciertas situaciones indefinidas, aventuras que aún no habían hallado una forma concreta, estaban empezando a cristalizar en torno al cenicero". V.NABOKOV/"Chéjov"


"¿Has visto alguna vez un montaje realmente hermoso de, digamos, "El jardín de los cerezos"? No me digas que sí. Nadie lo ha visto. Puede que hayas visto "montajes inspirados, montajes eficaces", pero nunca algo hermoso. Nunca una versión en la cual todos los que salen al escenario estén a la altura del talento de Chéjov, matiz por matiz, carácter por carácter."-J.D.Salinger

Letras Libres: 17 enero 2020 ***Feliz cumpleaños,Anton Chéjov

miércoles, 2 de marzo de 2011

Hemingway y los Mantegna de Milán

*



En 1919 Hemingway tenía  veinte años y estaba  en Italia donde había participado como conductor de ambulancias en la recién terminada Primera Guerra Mundial. 
En un trayecto en tren coincide con un muchacho húngaro aficionado a la pintura que abandona el país y Hemingway le recomienda a su paso  por Milán  no perderse  las obras de Mantegna que están  en la ciudad. 


Hay testimonios de cómo le  gustaba la pintura a Hemingway y de lo que llegó a entender sobre el tema y aunque entonces fuera joven su valoración de Mantegna lo corrobora .Mantegna es un pintor especial,pero difícil,un independiente que se automargina respecto a los dos focos centrales del Quattrocento.


El relato  es breve, apenas un fragmento con un final abierto  pero permanece una vez leído y despierta la curiosidad por saber cómo eran las pinturas que Hemingway admiraba y el muchacho húngaro parece no llegó a ver.
Cristo resucitado con la Virgen y San Juan. (det.)




EL REVOLUCIONARIO


Hemingway en Italia durante la Primera Guerra

"En 1919 viajaba por Italia en ferrocarril trajinando un trozo de hule expedido por el cuartel general del partido, donde, escrito con tinta endeble, decía que era un camarada que había sufrido mucho bajo los Blancos en Budapest y solicitaba a los camaradas que lo ayudaran como pudieran. Lo utilizaba como billete. Era muy tímido y bastante joven, y los empleados del ferrocarril se lo pasaban los unos a los otros. No tenía dinero, y le daban de comer detrás de la barra en las cafeterías del ferrocarril.Le encantaba Italia. Era un hermoso país, decía. Todo el mundo era amable.Había estado en muchas ciudades, había caminado mucho y visto muchos cuadros. Había comprado reproducciones de Giotto, Massaccio y Piero della Francesca, y las llevaba envueltas en un ejemplar de Avanti. Mantegna no le gustaba.


Se presentó en Bolonia, y lo llevé conmigo a la Romaña, donde yo debía encontrarme con un hombre de manera imperiosa. Pasamos un buen viaje juntos. Era primeros de septiembre y el campo estaba hermoso. Él era húngaro, un muchacho muy simpático y muy tímido. Los hombres de Horthy le habían hecho algunas cosas malas. Habló poco de ello. A pesar de Hungría, creía a pie juntillas en la revolución mundial.
-¿Y cómo va el movimiento en Italia?- preguntó.
-Muy mal-dije.
-Pero irá mejor-dijo-. Aquí lo tenéis todo. Este es el país en el que todo el mundo tiene fe. Aquí será donde empezará todo.
No dije nada.
En Bolonia se despidió de nosotros para coger un tren hasta Milán, y luego hasta Aosta para entrar en Suiza atravesando las montañas. Le hablé de los Mantegna que había en Milán. "No", dijo, con mucha timidez, no le gustaba Mantegna. Le escribí las direcciones de algunos restaurantes donde comer en Milán y las de los camaradas. Me lo agradeció muchísimo, pero en su mente no rondaba otra cosa que la idea de cruzar el paso montañoso. Estaba ansioso por atravesarlo mientras aún hiciera buen tiempo. Le encantaban las montañas en otoño. Lo último que supe de él fue que los suizos lo tenían encarcelado cerca de Sion"./ Ernest Hemingway




LOS MANTEGNA DE MILÁN



Andrea Mantegna (Vicenza, 1431-Mantua,1505) está lleno de talento y de admiración por la Antigüedad (la de Roma, sobre todo) cuyos restos, influido por su maestro Squarcione y los postulados humanistas, estudia con la pasión de un arqueólogo para  dotar de veracidad clásica sus representaciones.


El dominio del dibujo y  de la perspectiva le permite acometer imágenes  arriesgadas que trastornan la realidad visual con trompe l'oeil no imaginados antes. Dibuja con líneas flexibles,pero cargadas de energía, que llenan de carácter las escenas religiosas, clásicas o mitológicas.


Poseé una potente imaginación e inventiva y la capacidad de aprender de los grandes y metabolizar lo aprendido, permaneciendo él mismo con su estilo inconfundible. Padua, su ciudad durante años, está llena de los mejores maestros y a su disposición: en la Capilla Scrovegni, Giotto es modelo de monumentalidad y libertad compositiva pero además están las obras realizadas en la ciudad por Paolo Uccello, o  Donatello....Y en Ferrara conoce la pintura inefable de Piero della Francesca.


Además su familia política, los poderosos Bellini de Venecia, le muestran la suntuosidad del color, aunque él no eligirá ser un "veneciano" y de Roger van der Weyden y los flamencos aprende, la minuciosidad descriptiva de las apariencias, que ulizará alguna vez.


Pero lo que definirá su estilo es lo grave, lo severo, lo escultórico, lo monumental que él asocia a la grandeza de la antigua Roma.

Políptico de San Lucas, h 1453-54, temple/tabla, 178 x 227 cm. Milán, Pinacoteca de Brera.


1453 fue el año en que se casó con Nicolosia Bellini y entró a formar parte de la familia Bellini de Venecia y aunque él siempre siguió sustentado su estilo en la potencia del dibujo ya no pudo evitar mirar de otra manera el color, sobre todo cuando lo empleaba su cuñado Giovanni.

El políptico fue encargado para la iglesia de la abadía benedictina de Santa Giustina de Padua y por él recibiría Mantegna 50 ducados.


El estilo no es del todo moderno para la fecha;pertenece en parte al gótico tardío: los fondos de oro además de un lujo son una abstracción al borrar las alusiones al tiempo y al espacio para representan lo eterno de las verdades religiosas y pertenecen todavía al pasado, pero la delicadeza y suntuosidad del color es reciente y sin duda de influencia veneciana. También la simetría estricta pertenece a la tradición medieval: la estructura de madera está repartida en dos registros y en el centro del superior, presidiendo el retablo, se representa a Cristo resucitado entre la Virgen y San Juan.A su derecha los santos Agustín y Sebastián y a la izquierda Daniel y Jerónimo.Debajo, a la derecha de San Lucas, Justina y Benito y al otro lado Escolástica y Prosdócimo.


Mategna que tenía 22 años, muestra una destreza poco habitual para su edad; ha asimilado varias ideas-fuerza de la pintura renacentista contemporánea: en el torso de Cristo el dominio del desnudo naturalista que se ha revalorizado con la importancia que tuvo en Grecia y Roma. Los mártires y santos a ambos lados del Evangelista San Lucas están vistos en perspectiva con un punto de vista bajo y muestran la gravedad, el peso, de los cuerpos bajo las vestiduras. Y Santa Justina , con la gracia en la figura que imprime el conttraposto, la suave curvatura que recorre el cuerpo y evita la rigidez de estatua para expresar  vida ,otra meta de los artistas renacentistas como lo fue de la Antigüedad griega desde el Doríforo de Policleto.


A pesar que las arcadas siguen siendo góticas están separadas por pilastras con capiteles clásicos,y eso es nuevo, o la monumentalidad y el logrado escorzo de la figura de San Lucas en la hornacina central inferior, con el cuerpo ligeramente girado rompiendo la simetría medieval como se ve en los pies; además de la columna de solidez dórico-toscana que sostiene la mesa en que escribe el Evangelio.


La luz, no es sólo la que emiten los panes de oro sino algo buscado: la túnica de santa Justina con pliegues finos , está iluminada de izquierda a derecha y Mantegna lo hace notar matizando con luz el color.


El año 1453,el año en que terminó la Guerra de los Cien Años y Constantinopla fue conquistada por los turcos, es una delgada línea de tiempo que separa convencionalmente dos bloques históricos: la Edad Media y la Edad Moderna y este políptico de alguna manera contiene aspectos de ambas...
Virgen con el Niño y Querubines, h 1485, temple/tabla,89 x 71 cm, Milán


Se cree que Mantegna fue el primer pintor de Italia en utilizar como soporte el lienzo en vez de tabla cuando en 1454 pintó a Santa Eufemia, pero continuó utilizando ambos indistintamente.La pintura representa una Madona, la Virgen madre con el Niño rodeada de ángeles entre nubes (para unos querubines para otros sólo serafines; es una cuestión del número de alas aunque luego en sus funciones y rango celestial tenga sus consecuencias) .
La composición es compacta, el cuerpo del Niño queda inscrito en el de su madre y protegido y arropado por él.


Fue un encargo de Leonor de Aragón,duquesa de Ferrara y madre de Isabella de Este, futura marquesa de Mantua al casarse con Francesco Gonzaga.Ante el retraso de la entrega de la obra, Leonor,rogó a Francesco que urgiera a Mantegna que ya residía en Mantua -donde había pintado la célebre Cámara de los Esposos-, a terminar la obra, retraso que el pintor justificaba por necesitar un barniz para el toque final que no hallaba en Mantua y sólo podía encontrar en Venecia.


A pesar de ser una tabla de tamaño medio, Mantegna dió a las figuras una monumentalidad y solidez escultórica que hacen pensar en las palabras de Vasari respecto al naturalismo de sus obras "tira más a la piedra que a la carne viva", porque en las formas se perciben valores plásticos de raíz romana, más escultóricos que pictóricos.Para Mantegna María es una matrona romana,no es una madona de Rafael dulce y sonriente; es sólida como una columna alguien en quien apoyarse pero su gesto ensimismado es conmovedor; el rostro lo ensombrece la honda tristeza que produce el presentimiento del dolor inmenso de la muerte del hijo.

Virgen con el Niño dormido, h 1485-95,temple/tabla, 43 x 45 cm. Milán , Museo Poldi Pezzoli


En esta madona,monumental a pesar del pequeño tamaño del cuadro, por la rotundidad de las formas y la compacta composición de las figuras, se acentúa el patetismo de la madre que presiente el doloroso final del Hijo.Ambos emergen de un fondo de penumbra intensa que acentúa la tristeza de María pero que también pone de manifiesto la riqueza del color que procede de Venecia.A pesar de la solidez de las formas hay detalles de linealidad en el tratamiento de las ropas que recuerdan la escuela florentina que Mantegna conoció en Padua a través de las obras que -entre 1430 y 1460- dejaron allí artistas toscanos como Paolo Uccello o Donatello.
Virgen con el Niño, querubines, santos y ángeles (Virgen Trivulzio) h 1497, temple/lz, 287 x 214 cm, Milán ,Castillo de los Sforza.


Fue realizada para la iglesia de Santa Maria de Verona para ser colocada sobre el altar mayor; está firmada y fechada en la mano de uno de los ángeles que cantan junto al órgano en la parte inferior central. La fecha es el 15 de agosto , fiesta de la Asunción de María.

Es una pintura armónica, pero demasiado simétrica en la composición y académica en el tratamiento del grupo de María lo que le resta la fuerza de otras obras de Mantegna . La Virgen con el Niño sentada en un trono con forma de mandorla, la almendra mística medieval,que parece ascender ¿impulsada por los ángeles?; en primer plano, a la derecha San Benito (de blanco con el báculo de abad) y San Jerónimo (con la maqueta de la iglesia) y a la izquierda, San Juan Bautista (el precursor con una esbelta cruz) y San Gregorio Magno (con los atributos de Papa)son vistos desde abajo y en perspectiva para acentuar la idea de movimiento suavemente ascendente de la Virgen que evidencia la mandorla suspendida y la fecha.


La composición se ornamenta con dos árboles frondosos que a forma de cortinones recogidos, llenos de frutos y están realizados con minuciosidad flamenca; son testigos de las conexiones que hubo en este siglo con artistas de un lado y otro de los Alpes.En el norte de Italia se conocieron obras de Van Eyck y del lirico e inquietante Van der Goes, y Mantegna en concreto estuvo en contacto con pinturas de Roger van der Weyden
Andrea MANTEGNA, Cristo muerto,temple/lz, 68 x 81 cm, h 1500.Pinacoteca de Brera, Milán.

Si no hubiera causado asombro con la Camara de los Esposos más de veinte años antes, lo causaría este Lamento por Cristo Muerto del que al poco de morir el pintor, su hijo Ludovico Mantegna escribiera a Francesco Gonzaga mencionándole entre los cuadros que ha dejado su padre como un "Cristo en escorzo"


El punto de vista ligeramente elevado ha sido elegido cuidadosamente para que permita ver entero el cuerpo inerte de Cristo.Parece ser que Mantegna lo realizó utilizando una serie de cilindros en perspectiva.El naturalismo y la monumentalidad del cuerpo contrasta con el poco naturalismo con que han sido realizados los pliegues del sudario, lineales y en parte geométricos que recuerdan al tratamiento de las telas en el futuro Manierismo por su anticlasicismo.El patetismo está acentuado por las figuras de la Virgen y San Juan situadas en el ángulo superior izquierdo.


Pero lo más relevante de esta pintura es cómo a través del escorzo completo Mantegna ha forzado con su dominio de la perspectiva el plano (bidimensional) hasta crear la ilusión de tridimensionalidad ,mostrando así de forma práctica el ideal del espacio del Renacimiento:el plano convertido en el espacio-ventana que se prolongará durante siglos hasta que las vanguardias de principios del XX vuelvan a cerrarlo y el espacio pictórico sea lo que realmente es la superficie de un plano de dos dimensiones. Algo menos ilusionista y más acorde con la "realidad" o si se piensa  un poco otra forma de mirarla.


enlace:
Mantegna en Mantua: Camara de los Esposos

jueves, 10 de febrero de 2011

DOS PASSOS recuerda a HEMINGWAY y "A Clean Well Lighted Place"

*

John Dos Passos y Ernest Hemingway fueron íntimos amigos hasta que  en el ambiente radicalizado de los años treinta, -agravado en España por la ferocidad de la Guerra Civil-, fue asesinado en Valencia en 1937  José Robles amigo español y traductor de Dos Passos, por los servicios secretos rusos. Hemingway aceptó el hecho como lógico dentro de la práctica revolucionaria, lo que provocó  la ruptura definitiva de la amistad.



Hemingway corresponsal en la Guerra Cívil española (1936-39)

Periodistas de Pravda en una trinchera de la guerra civil

Corresponsales en la Guerra Civil española

Pero cuando Dos Passos escribió Años inolvidables, publicada en 1966, había pasado ya mucho tiempo y hacía cinco años que Hemingway había muerto.En estas  memorias  informales Dos Passos, recuerda con frecuencia a Hemingway ; es una evocación  agridulce y nostálgica de una estrecha y cálida amistad que duró casi veinte años:
"Por supuesto, Hemingway era una excepción, de la misma manera que Cummings.[...]creo que me tropecé con Ernest el año de la publicación de Ulysses cuando él estaba en París trabajando para "The Toronto Star". [...]


Hem y yo nos veíamos ocasionalmente en la Closerie des Lilas en la esquina del boulevard Saint Michel y Montparnasse; bebíamos cosas tan inofensivas como vermouth-casis y hablábamos de las dificultades de poner las cosas por escrito. Los dos estábamos leyendo el Antiguo Testamento. Nos leíamos el uno al otro trozos escogidos. El cántico de Débora, las Crónicas y el Libro de los Reyes eran nuestros favoritos.[...]
Hem era duro con sus mujeres. Sin embargo, estoy convencido de que su efecto era más constructivo que destructivo.[...]
Durante aquellos años, las temporadas con Hem y Pauline en Key West figuran entre los mejores recuerdos. Y en especial los últimos días de abril y principio de mayo de 1929.[...] Hem necesitaba pescar y cazar. Su padre, el doctor Hemingway, se había suicidado aquel invierno.
En su juventud, a pesar de todos sus cambios de humor y de sus caprichos, Hem tenía un efecto estimulante en todas las personas con las que trataba. Durante nuestra amistad me abrió nuevos horizontes sobre la vida deportiva que sin él no hubiera visto nunca.


Incluso entonces era ya un sujeto taciturno. Le daba lástima de sí mismo. Una de las cosas que le ponían triste era no haber ido a la universidad. Yo solía decirle que había tenido muchísima suerte. Que pensara en toda la basura que no había tenido que desaprender. Que se imaginara yendo a Yale y dejándose atrapar por la sociedad Skull and Bones, como Don Stewart. Él se reía y admitía que eso habría sido su ruina.

Hem tenía una vista excepcionalmente buena. Conseguía mirar con la fría nitidez del cazador. Por entonces me parecía que él veía las cosas y a la gente sin la coloración del sentimiento ni de la teoría. Lo veía todo con una luz blanca, clara y fría, la luz que ilumina sus mejores historias breves. "A Clean Well Lighted Place", por ejemplo."



Le pasaba lo mismo con la pintura. Quizá Gertrude Stein, que tampoco se equivocaba en aquel terreno, le ayudó a desarrollar su golpe de vista. Reconocía inmediatamente la calidad en el color y en el dibujo. Los pintores de la Escuela de París empleaban todos los trucos imaginables, pero Hem nunca se dejó engañar por las imposturas".[...]


Hemingway y Dos Passos (a la izda.) durante la guerra en España.

En la nieve,Hemingway y Dos Passos en los viejos buenos tiempos



Dos Passos cuenta que una de  las narraciones preferidas de Hemingway  era A clean well lighted place , un cuento corto y seco de un nihilismo sumergido y desesperado, que se desarrolla en  un café limpio, luminoso y por tanto agradable; algo que debió tener  importancia para un escritor que vivía la bohemia parisina con austeridad y relativa pobreza.

En el primer capítulo de París era una fiesta, Un buen café en la place Saint-Michel, Hemingway contrapone al Café des Amateurs, "tristón y mala sombra", sucio y mal oliente, otro situado en la Place Saint -Michel simpático, caliente, limpio y amable; éste es el que elegía a menudo para sentarse temprano, pedir de beber, sacar del bolsillo de la chaqueta el cuaderno y el lápiz , concentrarse,  y con disciplina espartana comenzar a escribir...




A CLEAN WELL LIGHTED PLACE

Un lugar limpio y bien iluminado






Era tarde y el único cliente que quedaba en el café era un viejo sentado a la sombra que las hojas del árbol proyectaban al interceptar la luz eléctrica. De día la calle estaba llena de polvo, pero por la noche el rocío impedía que el polvo se levantara, y al viejo le gustaba sentarse hasta tarde porque era sordo, y por la noche había silencio y él notaba la diferencia. Los dos camareros que había dentro del café sabían que el hombre estaba un poco borracho, y aunque era un buen cliente, sabían que si se emborrachaba demasiado se iría sin pagar, por lo que no le quitaban ojo.



-La semana pasada intentó suicidarse-dijo uno de los camareros.
-¿Por qué?
-Estaba desesperado.
-¿Desesperado por qué?
-Por nada.
-¿Cómo sabes que por nada?
-Porque tiene mucho dinero.
Se sentaron juntos a una mesa cercana,arrimada a la pared junto a la puerta del café, y observaron la terraza, donde todas las mesas estaban vacías a excepción de la que ocupaba el hombre sentado a la sombra de las hojas del árbol, que el viento sacudía ligeramente.


Una chica y un soldado pasaron por la calle. La luz de la farola brilló sobre la chapa de latón que colgaba del cuello del soldado. La chica llevaba la cabeza descubierta y caminaba deprisa detrás de él.
-La patrulla los cogerá- dijo uno de los camareros.
-¿Qué más da si él se sale con la suya?
-Es mejor que no se queden en la calle. La patrulla los cogerá. Han pasado hace cinco minutos.



El viejo sentado a la sombra dio unos golpecitos con la copa sobre el platillo. El camarero más joven se acercó.
-¿Qué quiere?
El viejo le lanzó una mirada.
-Otro coñac-dijo.
-Se emborrachará- dijo el camarero. El viejo le lanzó una mirada. El camarero se alejó.
-Se quedará ahí toda la noche -le dijo a su colega-.Tengo sueño. Nunca consigo acostarme antes de las tres. Ojalá se hubiera matado la semana pasada.
El camarero entró en el café para coger la botella de coñac y otro platillo de la barra y se dirigió a la mesa del viejo. Colocó el platillo sobre la mesa y llenó el vaso de coñac.
-Ojalá se hubiera matado la semana pasada -le dijo al sordo.
El viejo hizo un movimiento con el dedo.
-Un poco más -dijo.
El camarero le sirvió más hasta que el coñac rebasó la copa,bajó por el pie y llegó hasta el primer platillo de la pila.
-Gracias- dijo el viejo.
El camarero se llevó la botella.Volvió a sentarse a la mesa con su colega.
-Ya está borracho-dijo.

- Se emborracha cada noche.
-¿Por qué quiso matarse?
-¡Yo qué sé!
- ¿Cómo lo hizo?
-Se ahorcó con una cuerda.
- ¿Quién la cortó?
- Su sobrina.
- ¿Por qué lo hicieron?
- Temían por su alma.
- ¿Cuánto dinero tiene?
- Mucho.
- Debe de tener ochenta años.
- Yo diría que tiene más.
-Ojalá se fuera a casa. Nunca consigo acostarme antes de las tres. ¿Qué horas son esas de irse a la cama?
- Él se queda levantado porque le gusta.
- Está solo. Yo no estoy solo. Tengo una esposa que me espera en la cama.
Él también tuvo una esposa.
- Ahora una esposa no le serviría de nada.
- No lo sabes quizá con una esposa estaría mejor.
- Ya le cuida su sobrina.
- Lo sé. Me has dicho que cortó la cuerda.
-No querría llegar a su edad. Un viejo es algo asqueroso.
- No siempre. Este viejo es limpio. Bebe sin derramar el licor. Incluso estando borracho. Míralo.
- No quiero mirarlo. Ojalá se fuera a su casa. No tiene consideración por los que trabajan.
El viejo levantó la mirada del vaso y la dirigió a la plaza, a continuación a los camareros.
- Otro coñac- dijo, señalando el vaso. Se le acercó el camarero que tenía prisa por irse.
-No más- dijo. Hablaba con esas omisiones sintácticas que utilizan los estúpidos cuando se dirigen a los borrachos o a los extranjeros-. Esta noche no más. Ahora cerrado.
-Otra- dijo el viejo.
-No. No más.-El camarero limpió el borde de la mesa con una toalla y negó con la cabeza.El viejo se puso en pie, contó lentamente los platillos, sacó un monedero de cuero del bolsillo y pagó lo que había bebido, dejando media peseta de propina.


El camarero lo observó ir calle abajo, un hombre muy viejo que caminaba vacilante pero con dignidad.
-¿Por qué no le dejas que se quede a beber? -preguntó el camarero que no tenía prisa.
-Quiero ir a acostarme.
-¿Qué te importa una hora?
-A mí me importa más que a él
-Una hora no importa.
-Hablas como un viejo. Puede comprarse una botella y bebérsela en su casa.
-No es lo mismo.
-No, no lo es -asintió el camarero que tenía esposa. No quería ser injusto. Solo tenía prisa.
-¿Y tú? ¿No te da miedo llegar a casa antes de lo habitual?
-¿Me estás insultando?
-No, hombre, solo era una broma.
-No -dijo el camarero que tenía prisa, poniéndose en pie tras haber bajado las persianas metálicas-. Tengo confianza. Soy todo confianza.
-Tienes juventud, confianza, y un trabajo -dijo el camarero de más edad-. Lo tienes todo.
-Y a ti, ¿Qué te falta?
-Todo menos el trabajo.
-Tienes todo lo que yo tengo.
- No. Nunca tuve confianza y ya no soy joven.
-Venga. Deja de decir tonterías y cierra.
-Yo soy de los que les gusta quedarse hasta tarde en el café -dijo el camarero de más edad-. con todos los que no quieren irse a la cama.Con todos los que necesitan una luz para pasar la noche.
-Quiero irme a casa y meterme en la cama.
-Nosotros somos distintos- dijo el camarero de más edad.


Se había vestido para irse a casa- No es solo una cuestión de juventud y confianza, aunque esas cosas son muy hermosas. Cada noche me resisto a cerrar porque puede que haya alguien que necesita este café.
-Hombre hay bodegas que abren toda la noche.
-No lo entiendes. Este es un café limpio y agradable. Está bien iluminado. La luz es buena, y además, ahora están las sombras de las hojas.
-Buenas noches -dijo el camarero más joven.
-Buenas noches -dijo el otro. Apagó las luces y prosiguió la conversación consigo mismo. Es la luz, desde luego, pero es necesario que el lugar sea limpio y agradable. No quieres música. Claro que no quieres música. Ni tampoco puedes estar de pie dignamente delante de una barra aunque eso sea todo lo que se puede conseguir a estas horas. ¿Qué le daba miedo? No era miedo ni pavor. Era una nada que conocía demasiado bien. Todo era una nada y un hombre también era una nada. Era solo eso, y luz era todo lo que necesitaba, y un poco de orden y limpieza. Algunos vivían en ella y nunca la sentían pero él sabía que todo era nada y pues nada y nada y pues nada. Nada nuestra que estás en la nada, nada sea tu nombre, nada a nosotros tu reino y hágase tu nada así en la nada como en la nada. Nada nuestra de cada día dánosla hoy y nada nuestras nadas así como nosotros nada a nuestros nadas, no nos dejes nada en la nada más líbranos de la nada; pues nada. Nada te salve nada llena eres de nada, la nada esté contigo. Sonrió y estaba en pie delante de una barra en la que había una reluciente cafetera exprés.


-¿Qué quieres beber? -preguntó el barman.
-Nada.
-Otro loco más -dijo el barman, y dio media vuelta.
-Una copita -dijo el camarero.
El barman se la sirvió.
-La luz es clara y agradable, pero la barra no está lustrosa -dijo el camarero
El barman le lanzó una mirada pero no dijo nada. Era demasiado tarde para iniciar una conversación.
-¿Quieres otra copita? -preguntó el barman.
-No, gracias -dijo el camarero, y salió. Le desagradaban los bares y las bodegas. Un café limpio y bien iluminado era otra cosa. A continuación, sin pensárselo dos veces, se fue a la habitación donde vivía. Se echaría en la cama y por fin, al rayar el alba, se dormíría. Después de todo, se dijo, probablemente no es más que insomnio.Seguramente muchos lo padecen.


links relacionados:





John DOS PASSOS.: Años inolvidables. ALIANZA
Ernest HEMINGWAY.: Cuentos, DEBOLSILLO


viernes, 10 de diciembre de 2010

JUAN RULFO /leer y releer un cuento... /imagen y voz de Rulfo/ RULFO según BORGES...

         






         25 agosto. 2015.,Pedro Páramo, 60 años de una obra inagotable
         
          15 dic.2013, Últimas noticias sobre Rulfo
El el semanal de Navidad de El País, el novelista Rafael Chirbes recomienda sus libros preferidos: Uno nuevo: Limónov de Emmanuel Carrére y Dos eternos: La de Bringas, de Benito Pérez Galdós y El llano en llamas.
"El llano en llamas, de Juan Rulfo. Qué libro más bueno. Lo he leído 10 veces y cada vez es una angustia. Con esos cuentos terminas aullando de dolor" 
                                                    




   Sobre gustos hay mucho escrito pero  a veces  los juicios derivados de ellos sorprenden; césar aira en una entrevista deja  la opinión  desfavorable que le merecen los escritores que escriben poco, entre ellos Juan Rulfo , o al revés.

          P. ¿Es cierto que odia usted a Juan Rulfo porque escribió poco?
R. No, pero no me gustan los escritores que no escriben. Hay gente que necesita tener carné de escritor, porque eso les sirve para moverse socialmente, pero lamentablemente para eso necesitan escribir y eso no les gusta. Pero no tengo nada contra Rulfo, salvo considerarlo un escritor bastante mediocre, pero eso son opiniones y gustos personales que no le impongo a nadie. (César Aira en la entrevista citada; link al final)

Mientras se leía a Rulfo no parecía un escritor "bastante mediocre" . Parecía  un visionario, que bajo una superficie de aparente normalidad, escribía de lo que es real e irreal y pertenece al misterio de lo cotidiano,... expresado con prosa despojada, combinando palabras sencillas  hasta convertirlas en literatura.

   Se vuelve a la lectura de Rulfo, para comprobar si tienen fundamento los juicios de César Aira  o si por el contrario Rulfo y otros escribieron sólo lo que necesitaban escribir de forma ineludible y una vez cumplido no pudieron seguir simplemente redactando ... para sobrevivirse a sí mismos como escritores. Imaginarse que el tímido Rulfo escribiera para "moverse socialmente",como insinúa Aira,  o el misántropo Salinger, y otros...

   Se relee uno de sus primeros cuentos , Nos han dado la tierra, pero  valdría cualquier otro o Pedro Páramo completo . Como se lee con "lo que ya se sabe" incorporado, en esta narración  se impone la clave mexicana; pero tal vez por ser tan mexicano tiene también un sentido universal; desborda los límites del tiempo y del espacio: habla de esperanzas utópicas defraudadas, promesas fallidas... prepotencia de los fuertes...,manipulación, falsedad, injusticia repetida; una y otra vez la misma historia en distintos tiempos y lugares. Y escrito con un estilo que más que a ninguna influencia parece  una inmersión en lo  profundo de sí mismo, con lo que supone de soledad y concentración total, casi de enajenación.

Rulfo  era también un extraordinario fotógrafo como se ve en estas imágenes.






NOS HAN DADO LA TIERRA

DESPUÉS de tantas horas de caminar sin encontrar ni una sombra de árbol, ni una semilla de árbol, ni una raíz de nada, se oye ladrar a los perros.
Uno ha creído a veces, en medio de este camino sin orillas, que nada habría después; que no se podría encontrar nada al otro lado, al final de esta llanura rajada de grietas y arroyos secos. Pero sí, hay algo. Hay un pueblo. Se oyen ladrar los perros y se siente en el aire el olor del humo, y se saborea ese olor de la gente como si fuera una esperanza.
Pero el pueblo está todavía muy allá. Es el viento el que lo acerca.

Hemos venido caminado desde el amanecer.Ahorita son algo así como las cuatro de la tarde. Alguien se asoma al cielo, estira los ojos hacia donde está colgado el sol y dice:
-Son como las cuatro de la tarde.
Ese alguien es Melitón. Junto con él, vamos Faustino, Esteban y yo. Somos cuatro. Yo los cuento: dos adelante, otros dos detrás. Miro más atrás y no veo a nadie. Entonces me digo: "Somos cuatro". Hace rato, como a eso de las once, éramos veintitantos; pero puñito a puñito se han ido desperdigando hasta quedar nada más este nudo que somos nosotros.
Faustino dice:
-Puede que llueva.
Todos levantamos la cara y miramos una nube negra y pesada que pasa por encima de nuestras cabezas. Y pensamos: "Puede que sí".
No decimos lo que pensamos. Hace ya tiempo que se nos acabaron las ganas de hablar. Se nos acabaron con el calor. Uno platicaría muy a gusto en otra parte, pero aquí cuesta trabajo. Uno platica aquí y las palabras se calientan en la boca con el calor de afuera, y se le reseca a uno en la lengua hasta que acaban con el resuello. Aquí así son las cosas. Por eso a nadie le da por platicar.
Cae una gota de agua, grande, gorda, haciendo un agujero en la tierra y dejando una plasta como la de un salivazo. Cae sola. Nosotros esperamos a que sigan cayendo más y las buscamos con los ojos. Pero no hay ninguna más. No llueve. Ahora si se mira el cielo se ve a la nube aguacera corriéndose muy lejos, a toda prisa. El viento que viene del pueblo se le arrima empujándola contra las sombras azules de los cerros. Y a la gota caída por equivocación se la come la tierra y la desaparece en su sed.


-¿Quién diablos haría este llano tan grande? ¿Para qué sirve, eh?
Hemos vuelto a caminar, nos habíamos detenido para ver llover. No llovió. Ahora volvemos a caminar. Y a mí se me ocurre que hemos caminado más de lo que llevamos andado. Se me ocurre eso. De haber llovido quizá se me ocurrieran otras cosas. Con todo, yo sé que desde que yo era muchacho, no vi llover nunca sobre el llano, lo que se llama llover.
No, el llano no es cosa que sirva. No hay ni conejos ni pájaros. No hay nada,a no ser unos cuantos huizaches trespeleques y una que otra manchita de zacate con las hojas enroscadas; a no ser eso, no hay nada.
Y por aquí vamos nosotros. Los cuatro a pie. Antes andábamos a caballo y traíamos terciada una carabina. Ahora no traemos ni siquiera la carabina.

Yo siempre he pensado que en eso de quitarnos la carabina hicieron bien. Por acá resulta peligroso andar armado. Lo matan a uno sin avisarle, viéndolo a toda hora con "la 30" amarrada a las correas. Pero los caballos son otro asunto. De venir a caballo ya hubiéramos probado el agua verde del río, y paseado nuestros estómagos por las calles del pueblo para que se les bajara la comida. Ya lo hubiéramos hecho de tener todos aquellos caballos que teníamos. Pero también nos quitaron los cabllos junto con la carabina.

Vuelvo hacia todos lados y miro el llano. Tanta y tamaña tierra para nada. Se le resbalan a uno los ojos al no encontrar cosa que los detenga. Sólo unas cuantas lagartijas salen a asomar la cabeza por encima de sus agujeros, y luego que sienten la tatema del sol corren a esconderse en la sombrita de una piedra. Pero nosotros, cuando tengamos que trabajar aquí. ¿Qué heremos para enfriarnos del sol, eh? Porque a nosotros nos dieron esta costra de tepetate para que la sembráramos.
Nos dijeron:
-Del pueblo para acá es de ustedes.
Nosotros preguntamos:
-¿El Llano?
-Sí, el llano. Todo el Llano Grande.
Nosotros paramos la jeta para decir que el llano no lo queríamos. Que queríamos lo que estaba junto al río. Del río para allá, por las vegas, donde están esos árboles llamados casuarinas y las paraneras y la tierra buena. No este duro pellejo de vaca que se llama el Llano.
Pero no nos dejaron decir nuestras cosas. El delegado no venía a conversar con nosotros. Nos puso los papeles en la mano y nos dijo:
-No se vayan a sustar por tener tanto terreno para ustedes solos.
-Es que el llano, señor delegado...
-Son miles y miles de yuntas.
-Pero no hay agua. Ni siquiera para hace un buche hay agua.
-¿Y el temporal? Nadie les dijo que se les iba a dotar con tierras de riego. En cuanto allí llueva, se levantará el maíz como si lo estiraran.
-Pero señor delegado, la tierra etá deslavada, dura. No creemos que el arado se entierre en esa como cantera que es la tierra del Llano. Habría que hacer agujeros con el azadón para sembrar la semilla y ni aún así es posible que nazca nada; ni maíz ni nada nacerá.
-Eso manifiéstenlo por escrito. Y ahora váyanse. Es al latifundio al que tiene que atacar, no al Gobierno que les da la tierra.
-Espérenos usted señor delegado. Nosotros no hemos dicho nada contra el Centro. Todo es contra el Llano...No se puede contra lo que no se puede. Eso es lo que hemos dicho...Espérenos usted para explicarle. Mire, vamos a comenzar por donde íbamos...
Pero él no nos quiso oír
Así nos han dado esta tierra. Y en este comal acalorado quieren que sembremos semillas de algo, para ver si algo retoña y se levanta. Pero nada se levantará de aquí. Ni zopilotes. Uno los ve allá cada y cuando , muy arriba, volando a la carrera; tratando de salir lo más pronto posible de este blanco terregal endurecido, donde nada se mueve y por donde uno camina como reculando.
Melitón dice:
-Esta es la tierra que nos han dado.
Faustino dice:
-¿Qué?
Yo no digo nada. Yo pienso: "Melitón no tiene la cabeza en su lugar. Ha de ser el calor el que lo hace hablar así. El calor que le ha traspasado el sombrero y le ha calentado la cabeza. Y si no, ¿por qué dice lo que dice? ¿Cuál tierra nos han dado, Melitón? Aquí no hay ni la tantita que necesitaría el viento para jugar a los remolinos".
Melitón vuelve a decir:
-Servirá de algo. Servirá aunque sea para correr yeguas.
-¿Cuáles yeguas? - le pregunta Esteban.


Yo no me había fijado bien a bien en Esteban. Ahora que habla me fijo en él. Lleva puesto un gabán que le llega al ombligo y debajo del gabán saca la cabeza algo así como una gallina.
Sí, es una gallina colorada la que lleva Esteban debajo del gabán. Se le ven los ojos dormidos y el pico abierto como si bostezara. Yo le pregunto:
-Oye, Teban, ¿de dónde pepenaste esa gallina?
-¡Es la mía! -dice él.
-No la traías antes. ¿Dónde la mercaste, eh?
-No la merqué, es la gallina de mi corral.
-Entonces te la trajiste de bastimento, ¡no?
-No, la traigo para cuidarla. Mi casa se quedó sola y sin nadie para que le diera de comer; por eso me la traje. Siempre que salgo lejos salgo con ella.
- Allí escondida se te va ahogar. Mejor sácala al aire.
Él se la acomoda debajo del brazo y le sopla el aire caliente de su boca. Luego dice:
-Estamos llegando al derrumbadero.

Yo ya no oigo lo que sigue diciendo Esteban. Nos hemos puesto en fila para bajar la barranca y él va mero adelante. Se ve que ha agarrado a la gallina por las patas y la zangolotea a cada rato, para no golpearle la cabeza contra las piedras.
Conforme bajamos, la tierra se hace buena. Sube polvo desde nosotros como si fuera un atajo de mulas lo que bajara por allí; pero nos gusta llenarnos de polvo. Nos gusta. Después de venir durante once horas pisando la dureza del llano, nos sentimos muy envueltos en aquella cosa que brinca sobre nosotros y sabe a tierra.
Por encima del río, sobre las copas verdes de las casuarinas, vuelan parvadas de chachalacas verdes. Eso también es lo que nos gusta.
Ahora los ladridos de los perros se oyen aquí, junto a nosotros, y es que el viento que viene del pueblo retacha en la barranca y la llena de todos sus ruidos.
Esteban ha vuelto a abrazar a su gallina cuando nos acercamos a las primeras casas. Le desata las patas para desentumecerla, y luego él y su gallina desaparecen detrás de unos tepemezquites.
-¡Por aquí arriendo yo! -nos dice Esteban.
Nosotros seguimos adelante, más adentro del pueblo.
La tierra que nos han dado está allá arriba.


En 1977, Joaquín Soler Serrano,realizador de entrevistas, ya míticas, habló/platicó con  Juan Rulfo.

elpais.entrevista con césar aira 
P. ¿Lee usted más poesía que novela?
R. Leo muchísima poesía, porque es una fuente de inspiración, de sugerencia. La poesía es como el laboratorio de la literatura, donde se prueban cosas nuevas, cosas distintas, lo arriesgado. 
"El error",páginas de la novela de cesar aira

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"Emily Dickinson creía que publicar no es parte esencial del destino de un escritor. Juan Rulfo parece compartir ese parecer. Devoto de la lectura, de la soledad y de la escritura de manuscritos, que revisaba, corregía y destruía, no publicó su primer libro -El llano en llamas, 1953- hasta casi cumplidos los cuarenta años. Un terco amigo, Efrén Hernández, le arrancó los originales y los llevó a la imprenta. Esta serie de diecinueve cuentos prefigura de algún modo la novela que lo ha hecho famoso en muchos países y en muchas lenguas. Desde el momento en que el narrador, que busca a Pedro Páramo, su padre, se cruza con un desconocido que le declara que son hermanos y que toda la gente del pueblo se llama Páramo, el lector ya sabe que ha entrado en un texto fantástico, cuyas indefinidas ramificaciones no le es dado prever, pero cuya gravitación ya lo atrapa. Muy diversos son los análisis que ha ensayado la crítica. Acaso el más legible y el más complejo sea el de Emir Rodríguez Monegal. La historia, la geografía, la política, la técnica de Faulkner y de ciertos escritores rusos y escandinavos, la sociología y el simbolismo, han sido interrogados con afán, pero nadie ha logrado, hasta ahora, destejer el arco iris, para usar la extraña metáfora de John Keats.
Pedro Páramo es una de las mejores novelas de las literaturas de lengua hispánica, y aun de la literatura."
Jorge Luis BORGES, Biblioteca personal, Alianza Editorial.


Más sobre Rulfo:
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jueves, 25 de noviembre de 2010

WALSER & REMBRANDT dialogan

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Robert Walser nació en 1878 en Biel, Suiza y escribió libros memorables como Jakob von Gunten o Los hermanos Tanner. Su estilo es delicado, enigmático e irónico, como él mismo.Mantenía opiniones literarias a veces extravagantes como que la poesía de Rilke era para la mesita de noche de las solteronas (Paseos con Robert Walser). A los cincuenta años dejó de escribir y se recluyó, voluntariamente, en el manicomio de Herisau,donde vivió hasta que el día de Navidad de 1956  salió a pasear y no volvió. Se le encontró muerto en la nieve.

Su hermano Karl Walser fue un conocido pintor y a él también le atrajeron las artes plásticas como refleja  Ante la Pintura (Siruela, 2009), con textos en prosa y verso referidos a obras de distintos autores,  Rembrandt, Manet, Cézanne... o su propio hermano.

"Aquí se aprende muy poco, falta personal docente y nosotros los muchachos del Instituto Benjamenta, jamás llegaremos a nada, es decir el día de mañana seremos todos gente muy modesta y subordinada." -empieza Jakob von Gunten, para terminar...-"¡Bah! ahora no quiero pensar en nada más. ¿Tampoco en Dios? ¡No! Dios estará conmigo. ¿Qué necesidad tengo de pensar en Él? Dios está con los que no piensan. Adiós, pues, Instituto Benjamenta." Y mientras se cierra el libro, a pesar de cierto desasosiego, se desea empezarlo de nuevo.


Robert Walser, muerto en la nieve.


"El día de Navidad de 1956, la policía de la ciudad de Herisau, al este de Suiza, recibió una llamada: unos niños se habían tropezado con el cuerpo de un hombre muerto por congelación en un campo nevado. Cuando llegó a la escena, la policía primero tomó fotografías, luego retiró el cuerpo".

J.M. Coeetzee,Mecanismos internos



"Un hombre tenía dos hijos. El menor de ellos dijo al padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde. Y él les repartió la hacienda.[...] Cuando se lo había gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país y comenzó a pasar necesidad. Entonces..."(Lc.15, 11-32)
Inicio de la Parábola del Hijo Pródigo, según el Evangelio de Lucas.Una historia corta pero intensa porque habla en pocas líneas del deseo de independencia y aventura,de  dilapidación, del arrepentimiento, del amor... de la envidia que suele producir sentimientos ambiguos y a veces rencor.Como en el hijo mayor o, salvando distancias,  en la hormiga  cruel  de La cigarra y la hormiga,  que ya avisó Esopo.

A Rembrandt la historia lo conmueve y deja constancia  en el tratamiento plástico de la escena; sobre todo en los elocuentes pies y zapatos del hijo pródigo,- que tal vez inspiraran las Botas de Van Gogh-. Mientras  concentra en el rostro del padre la piedad y la compasión y en el del hermano mayor el resentimiento . Las imágenes emergen desde la oscuridad y las penumbras sutiles del fondo como apariciones hechas de expresivos plegados,  infinitas veladuras y un rojo empastado y profundo.
Rembrandt, h1669, ól/lz, 262 x 206.Ermitage, San Petersburgo.




El hijo pródigo


Fumaba, bebía y jugaba a las cartas
en el frondoso jardín de la vida.
Completamente abandonado,
y hecho una ruina
compadeció ante el rostro piadoso del padre
diciendo :"Estoy perdido".

Criadas y mozos aguzaron los oídos,
el anciano más bueno que el pan
comenzó a proferir sollozos lastimeros,
al ver hincarse de rodillas
al andrajoso retornado.

Rembrandt plasmó esta excelente
y conmovedora escena que menciono.
Lágrimas de arrebatadora belleza
se escaparon de algunos ojos.

"Ya no valgo para nada",
murmuró el harapiento,
cuando el bondadoso, con el brillo
luminoso del amor, lo alzó del suelo,
para que se recobrara.

El otro que se había quedado en casa,
siempre fiel cumplidor de su deber,
no se encuentra a gusto en el grupo
de los que oyen resonar canciones navideñas
por el reencuentro con el hijo perdido,
y le habría gustado estar
menos malhumorado, hosco, y serio.

Más ahora el malo estaba feliz entre los suyos.
¿Cómo conciliar la razón justiciera,
en la que se retorcía, miserable, la envidia
con lo recién nacido,
ese algo por el que todos lloraban de alegría?



Robert WALSER, Ante la pintura, Siruela, 2009

lunes, 11 de octubre de 2010

Fiódor M. Dostoievski, un cuento...

.
-Entre los Cuentos de  Dostoievski (1821-1881) editados por Siruela uno de  sentido autobiográfico, rememora dos etapas distantes de su vida unidas por un hilo casi invisible aunque en realidad sea un sólido cable tejido con fibras de su sentir eslavófilo: la creencia de que la necesaria regeneración de Rusia vendría de las tradiciones rusas y del pueblo ruso y no de las ideas que llegaban de Europa.

                      Alexei Savrasov: Han llegado los grajos, 1871,. ól/lz. Galería Tetryakov



En 1876, Dostoievski recuerda y escribe sobre  momentos que, separados por casi veinte años, relacionándolos adquieren su verdadero sentido.El recuerdo se activa un día de 1850. Tiene 29 años y está preso en Siberia. Es "fiesta" y en la prisión no se trabaja;relajada la disciplina los presos ,comunes, no políticos, ofrecen un espectáculo degradante de brutalidad y borracheras que le asquean.

Es el "pueblo ruso" quien muestra tanta inhumanidad. Para poder soportarlo, comprenderlo, evoca un momento de su infancia que muestra que eso que percibe no es toda la realidad; que en condiciones de menor embrutecimiento, aun en condiciones duras, -antes de la abolición de la servidumbre-,el campesino ruso puede mostrarse generoso, compasivo,e incluso ser capaz de la mayor delicadeza.

A Dostoievski le tocaron vivir momentos cruciales de la descomposición de la sociedad zarista; tras la oleada revolucionaria de 1848 que conmocionó al mundo europeo los zares habían extremado la represión contra los movimientos subversivos.El escritor fue arrestado en 1849 como parte de un grupo clandestino de ideas socialistas; su postura se había ido radicalizando hasta acercarse al grupo de Durov y Spéshenev. En la figura de Speshenev se inspirará para crear al Stavroguin de Los demonios.

En el proceso fue condenado a muerte y ya frente al pelotón de fusilamiento , se le conmutó la pena por trabajos forzados en Siberia. Este periodo  hasta 1859, es de enorme dureza y sufrimiento para él  por la agravación de la epilepsia y las estrecheces económicas.


Dostoievski muestra una agudeza en la introspección psicológica que todavía sorprende y llega a su culminación en Los hermanos Karamazov. Otro de sus rasgos de estilo supone una profunda observación "externa" que le sirve para aumentar la expresividad de los  relatos lograda con elementos constructivos con los que crea atmósferas y caracteres. Esta cualidad literaria queda reflejada en la anécdota que cuenta de él Dmitri Grigoróvich. El intelectual y escritor ruso -que reconoció tan pronto el genio de Chéjov y le animó a seguir escribiendo- también conoció a Dostoievski. Habían sido compañeros de estudios y en sus interesantes Memorias Literarias cuenta la alegría que le produjo reencontrarle .

Grigorovich que le admira le da a leer uno de sus propios trabajos:
"Al parecer quedó muy satisfecho con mis apuntes, aunque no se extendió en elogios superfluos  lo único que no le gustó fue una frase del capítulo "El público del organillero". Yo había escrito así: cuando el organillero deja de tocar, un funcionario le arroja por la ventana una moneda de cinco kopeks que cae a los pies del organillero. "¡No es así, no es así -empezó a decir Dostoievski súbitamente enojado-no puede ser así ! Decir simplemente que la moneda cayó a sus pies resulta demasiado pobre...¡Habría que añadir que la moneda cayó tintineando y rebotando por el pavimento!" Aquella observación-lo recuerdo muy bien- fue para mí una auténtica revelación [...] bastaron estas dos palabras para que comprendiese la diferencia entre una simple frase y un expresivo recurso artístico-literario".

                            Alexei Savrasov, Verano, 1860
                           Alexei Savrasov, Monasterio cerca de Novgorov, 1871





EL CAMPESINO MARÉI


"Creo que resultan muy aburridas de leer todas esas professions de foi; por ello voy a contar una anécdota, aunque en realidad no lo sea. Se trata de un recuerdo lejano que, no sé muy bien por qué, me apetecía contar precisamente aquí y ahora como conclusión de nuestro tratado sobre el pueblo. Tenía yo entonces unos nueve años...; pero será mejor que comience desde que tenía veintinueve.


Era el segundo día de Pascua. El aire era cálido, el cielo azul, el sol estaba alto, cálido, radiante, pero mi alma estaba triste. Vagaba yo por detrás de los pabellones, mirando y enumerándolos; contaba los palos de la empalizada del fuerte de la prisión y, aunque en realidad no me apetecía hacerlo, los contaba siguiendo la costumbre. Otro día de "fiesta" corría en la prisión; a los presos no se los llevaban a trabajar y había una multitud de borrachos. Blasfemias y discusiones se oían surgir de todos los rincones. Canciones vulgares y desagradables, juegos de cartas entre los petates, algún que otro preso medio muerto por alguna reyerta, a juicio de los compañeros, tapado después con zamarras hasta que despertaran y recobraran el sentido. En más de una ocasión, los cuchillos habían salido a la luz, y todo ello, en dos días de fiesta, me había martirizado hasta enfermar. Nunca pude soportar las orgías ni las borracheras populares, y en ese lugar me desagradaban aún más. Ni siquiera los jefes aparecían esos días por la prisión, ni inspeccionaban, ni requisaban el vino, como si comprendieran que, una vez al año, también a esos renegados había que dejarles expandirse, y que no hacerlo hacerlo sería peor.

Por fin, la cólera prendió en mi corazón. Me encontré con el, polaco M*tski, un preso político. Me miró con tristeza, con los ojos brillantes y los labios temblorosos. "Je hais ces brigands!", dijo a media voz, rechinando los dientes y pasando de largo. Regresé al pabellón sin reparar en que un cuarto de hora antes había salido corriendo de allí como enloquecido, cuando seis robustos hombretones se echaron todos a una a apaciguar al borracho tártaro Gazin, al que terminaron por propinarle una paliza. Le pegaron absurdamente. Con semejante paliza se podría matar a un camello. Sabían que a aquel Hércules resultaría difícil matarlo, por eso le pegaron sin reparo.

Al regresar, me percaté de que al fondo del pabellón, sobre su petate, yacía Gazín ya sin dar apenas señales de vida y casi sin sentido. Estaba tapado con su zamarra y todos pasaban a su alrededor en silencio, firmemente convencidos de que se despertaría a la mañana siguiente, "aunque de semejante paliza no era de extrañar que muriera el hombre."
                            Alexei Savrasov, 1873, Arcoiris, ól/lz

Llegué hasta mi sitio, que estaba frente a una ventana con rejas de hierro. Me tumbé boca arriba, crucé las manos debajo de la cabeza y cerré los ojos. Me gustaba estar echado de ese modo. Nadie se mete con el que está dormido, y, mientras tanto, se puede fantasear y pensar. Pero en aquel momento no pude conciliar ninguna fantasía. El corazón me palpitaba inquieto y en mis oídos sonaban las palabras de M*tski: "Je hais ces brigands!. Pero qué sentido tiene describir las impresiones, si hasta hoy día todavía sueño con aquellos instantes, y no hay sueño que me torture más. Probablemente se hayan dado cuenta de que, hasta el día de hoy, rara vez he escrito algo sobre mi vida durante la condena, porque "Las anotaciones de la casa de los muertos" las escribí hace ya quince años, donde me inventé al personaje, un delincuente que mataba a su mujer. A propósito, y para más detalle, diré que, de entonces y hasta hoy día, todavía hay mucha gente que piensa, y afirma, que fui condenado por asesinar a mi mujer.


Poco a poco me fui amodorrando y me sumí en recuerdos. Durante los cuatro años de condena recordaba constantemente todo mi pasado, y parece que a través de los recuerdos, revivía nuevamente toda mi vida anterior. Esos recuerdos venían solos, raramente los evocaba yo a mi voluntad. Comenzaban por algún punto, un rasgo, a veces impreciso, que poco a poco crecía hasta convertirse en todo un cuadro, en alguna impresión fuerte y pura. Yo analizaba esas impresiones y les aportaba nuevos rasgos a las antiguas vivencias. Pero lo más importante era que corregía lo vivido, lo corregía constantemente. Ésa era toda mi distracción.

Esta vez, por algún motivo, me vino a la memoria un instante insignificante de mi infancia, cuando tan sólo tenía diez años. Creí que aquel instante había quedado para mí completamnete olvidado. Amaba especialmente yo entonces los recuerdos de mi infancia. Recordé el mes de agosto en nuestra aldea: un día claro y seco, aunque algo fresco y con viento. El verano se estaba acabando, y pronto habría que emprender el viaje a Moscú para aburrirse durante todo el invierno con las clases de francés. Me entristecía tanto dejar la aldea...

Fui andando hasta dejar atrás el granero, bajé al barranco y subí a Losk: así llamábamos al espeso matorral situado al otro lado del barranco que llegaba hasta el mismo bosque. Me metí en la profundidad del matorral y oí que muy cerca, a unos treinta pasos, en la pradera, un muzhik estaba arando el campo en solitario.Como tenía que arar una abrupta cuesta, su yegua andaba con dificultad, y a mis oídos llegaba su voz: "¡Vamos, vamos"!. Conocía a casi todos nuestros campesinos, pero no reconocí al que está arando ahora, aunque me da igual, pues estoy completamente sumido en mis cosas. También yo estoy ocupado: arranco una rama de nogal para hostigar a las ranas. Las varas hechas con ramas de nogal son muy bonitas, pero poco sólidas si se las compara con las de abedul. También acaparan mi interés los escarabajos y los pequeños bichitos. Tengo una colección, y los hay de lo más bonito. También me gustan las pequeñas y ágiles salamandras de color rojo amarillento, con motitas negras; pero las culebras me dan miedo.
                                    Alexei Savrasov, Puertas del monasterio, 1975, ól/lz.

Además las culebras resultan más difíciles de encontrar que las salamandras. Hay pocas setas por aquí. Para ir a por setas hay que adentrarse en el bosque de abedules y me dispongo a ir allí. Nada he querido más en el mundo que el bosque con sus setas y sus frutos salvajes, sus bichos y pájaros, sus erizos y ardillas, con su, tan querido para mí, olor húmedo a hojas en descomposición. Incluso ahora cuando escribo esto, me llega el olor de nuestro bosque de abedules de la aldea. Estas impresiones quedan para toda la vida. De pronto, en medio del profundo silencio, pude oír con claridad: ¡"Que viene el lobo!". Del susto lancé un grito y salí corriendo a la pradera directamente hacia el muzhik que estaba arando.


Era nuestro muzhik Maréi. No se si existirá un nombre así, pero todos le llamaban Maréi. Era un muzhik de unos cincuenta años, robusto, muy alto y con una tupida barba de color rubio oscuro bastante encanecida. Aunque le conocía, hasta entonces casi nunca había hablado con él. Al oír mi grito detuvo la yegua. Para no caerme del impulso de la carrera, me agarré con una mano a su arado y con la otra a su manga. Entonces me miró y se percató de mi susto.

-¡Que viene el lobo! -grité ahogándome.
Él levantó la cabeza y, sin querer, miró alrededor, casi creyéndome por un instante.
-¿Dónde está el lobo?
-El grito...Alguien gritó "que viene el lobo"...susurré yo.
-¿Qué dices, qué lobo?; te lo habrá parecido. ¿Lo ves?, ¿cómo iba a haber aquí un lobo? -susurraba dándome ánimos. Temblando con todo el cuerpo, me agarré aún con más fuerza a su anguarina; debía de estar muy pálido. Él me miraba con una sonrisa preocupada, al parecer alarmado e inquieto por mí.
-¡Vaya, mira que asustarte!,¡ay,ay! -dijo-, moviendo la cabeza-. ¡Ya está hijo! ¡Ea, ya está bien pequeño!
Extendió su mano y acarició mi mejilla.
-Bueno, ya está, no temas, Cristo está contigo -pero yo no me santigüé. Las comisuras de mis labios temblaban, y, al parecer, eso le sorprendía especialmente. Extendió despacio hacia mí su dedo gordo con la uña negra manchada de tierra y rozó suavemente mis temblorosos labios.
                           Alexei Savrasov, Balsas e isbas, 1868

-Lo ves -dijo, sonriéndome con una prolongada sonrisa maternal-, ¡señor, qué es eso, ay, ay!
Finalmente comprendí que no había ningún lobo y que el grito:" que viene el lobo" fue algo que me había figurado. Por lo demás, el grito fue muy claro y preciso, pero gritos así (y no tratándose sólo de lobos) ya los había llegado yo a oír una o dos veces más; ya los conocía. (Después, al pasar la infancia, esas alucinaciones desaparecieron.)
-Bueno, me voy -dije con la mirada tímida e interrogante.
-Ve, y yo te miraré. ¡No dejaré que te coja el lobo! -añadió, sonriendo nuevamente de modo maternal-. Vamos, Cristo está contigo. Vamos, ve -me santiguó con su mano y después se santiguó él.


Eché a andar, volviéndome hacia atrás casi cada diez pasos. Mientras iba andando, Maréi permanecía inmóvil junto a su yegua, mirando como me alejaba y moviendo la cabeza cada vez que yo volvía la vista atrás. A decir verdad, me daba algo de vergüenza haberme asustado tanto delante de él, pero, hasta que remonté el barranco y llegué al primer cobertizo, todavía sentía bastante miedo al lobo. Aunque aquí el miedo desapareció por completo, y, de pronto, saliendo no sé de dónde, se me echó encima nuestro perro de corral, Volchok. Junto a Volchok me sentí más seguro y por última vez volví a mirar a Maréi. Ya no veía su cara con claridad, pero sentía que él continuaba del mismo modo sonriéndome afectuosamente y moviendo la cabeza. Yo agité la mano, y él, tras corresponderme con otra señal, arreó su yegua.
-¡Vamos, vamos! -se oyó nuevamente su voz, y la yegua tiró otra vez de su arado.
                                     Alexei Savrasov

No sé por qué me vino todo esto de golpe a la memoria con claridad y detalle extraordinarios. De pronto, me despabilé y me incorporé sentado en el petate. Me acuerdo de que todavía sentía en mi rostro la tímida sonrisa del recuerdo. Permanecí recordando un minuto más.


Al dejar a Maréi y de regreso a casa, no le conté a nadie mi "aventura". Además ,¿qué aventura era esa?. Incluso, no tardé mucho en olvidar a Maréi. Después cuando alguna vez me lo he vuelto a encontrar, nunca más volví a hablar con él, y ya no sólo acerca del lobo, sino de nada.De repente, ahora, pasados veinte años y en Siberia, recordé todo aquel encuentro con total claridad y hasta el último detalle. Será que, por sí mismo e involuntariamente, se alojó de manera imperceptible en mi alma para reaparecer súbitamente cuando tenía que ser. Recordé aquella sonrisa dulce y maternal del pobre siervo muzhik, su cruz y su movimiento de cabeza:"¡Vaya se ha asustado el pequeño!". Recordé especialmente su dedo gordo manchado de tierra, con el que despacio, y con tímida delicadeza, rozó mis temblorosos labios.


Claro que cualquiera puede animar a un niño, pero lo que surgió durante aquel encuentro solitario fue algo completamente distinto y, si yo fuera su propio hijo, él no habría podido mirarme irradiando un amor más claro, y ¿quién lo obligaba?.Él era nuestro siervo y yo, a pesar de todo, su señorito. Nadie sabría cómo me acarició y nadie lo recompensaría por ello. ¿Acaso quería tanto a los niños? Hay gente así. El encuentro tuvo lugar a solas en el campo, y puede que sólo Dios haya visto desde arriba con qué profundo e iluminado sentimiento humano y con qué delicadeza y ternura, casi femeninas, puede estar henchido el corazón de un rudo, terriblemente ignorante y siervo muzhik ruso, que no esperaba su libertad y ni siquiera se la imaginaba entonces. Díganme, ¿no era eso lo que quería decir Konstantin Aksákov cuando hablaba de la elevada formación de nuestro pueblo?


Cuando me incorporé del petate y miré alrededor, recuerdo haber sentido de repente que era capaz de mirar a esos infelices con otros ojos y que de pronto, como si fuera un milagro, todo el odio y la maldad desaparecían por completo de mi corazón. Fui andando y mirando las caras de la gente con la que me cruzaba. Porque ese afeitado y bribón muzhik, embriagado y con estigmas en el rostro, que grita su borracha y ronca canción, también podría ser aquel mismo Maréi, yo no soy quien para adentrarme en su corazón. Aquella tarde me encontré nuevamente con M*tski. ¡Infeliz! Él no podía tener recuerdo alguno de ningún Maréi y ningún otro punto de vista sobre esa gente, a excepción de "Je hais ces brigands!". Verdaderamente, ¡esos polacos han soportado entonces más que nosotros!"/



Alexei Savrasov, Vista del Kremlin desde el puente Krimsky, 1851.Galería Tretyakov.

Los paisajes de Alexei Savrasov (1830-1897), contemporáneo de Dostoievski, tienen influencias de Constable; campos, monasterios,aldeas,bosques...son interpretados con melancolía poética impregnada de misterio.Fue maestro de Isaac Levitan también paisajista y amigo íntimo de Chéjov.




El País, 16febrero2019 Vargas Llosa habla de Dostoievski




FIÓDOR M. DOSTOIEVSKI, Cuentos, edición de Bela Martinova. Siruela




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