El agente literario Andrew Wylie en ABC cultural habla de la nueva escritura y del peso en ella de un grupo de escritores jóvenes del África negra, sobre todo de Nigeria. Entre ellos de Teju Cole.
"Y consígase Somethin'Else de Cannonball, añadió. Es un gran disco, un verdadero clásico. Le prometí que lo buscaría."p.166
Teju Cole, 1975, escritor, fotógrafo, historiador del arte, Premio Pen/Hemingway 2012, nacido en África aunque vive en EE.UU desde los diecisiete años, es uno de los jóvenes escritores según Andrew Wylie que representan "la nueva prosa". Su interesante y hermosa novela Ciudad abierta, Acantilado 2012,comienza así:
.CIUDAD ABIERTA
UNO "Y así, cuando el otoño pasado empecé a dar largos paseos vespertinos, Morning Heights me pareció un lugar cómodo desde el que internarme en la ciudad. El sendero que baja desde la catedral de St John the Divine y cruza Morningside Park está a sólo quince minutos de Central Park".
y continúa hasta la última frase en la página 294:
" aunque la noche no había sido especialmente ventosa ni oscura."

Mucho antes, en la p.14, al leer:"...hemos perdido totalmente el hábito de escuchar nuestras voces, como no sea en una conversación o protegida por una multitud vociferante. Pero un libro es una sugerencia de conversar: una persona habla a otra , y en ese intercambio el sonido audible es o debiera ser natural. Así que yo leía en voz alta, teniéndome como público, y daba voz a las palabras de otro",
... se sabe que se seguirá leyendo hasta el final...
Teju Cole habla de Nueva York. La recorre como Baudelaire recorría París o el personaje de Joyce Dublín y toma de la ciudad aspectos inesperados. Explora horizontalmente el espacio pero se adentra verticalmente en el tiempo con una mirada narrativa actual e histórica, a la vez analítica y poética.
En la página 168 se piensa que el libro tendrá que empezarse otra vez, nada más terminarlo, porque el texto denso y absorbente necesita sosiego y reflexión pero el trepidante estilo narrativo tira del lector y le hace seguir sin poder detenerse para releer, apenas.
En medio de esa fluidez engañosa, con agilidad Cole lanza sobre la mesa dados cargados con preguntas que están en el aire, recientes y antiguas de difícil respuesta . Son problemas actuales o persistentes, que van desde la extinción de las tribus aborígenes de Nueva York, ya en sus inicios como Nueva Amsterdam, a la negritud, la esclavitud, colonizaciones, racismo, antisemitismo, sionismo, Islam, islamofobia...incluso la reciente invasión de chinches en Manhattan
Un interés particular por la actualidad y por lo que se juegan las sociedades y los individuos en ello son las conversaciones que tratan de multiculturalismo -tribal-, o interculturalismo -mestizo- y que acercan las palabras de Coetzee en la p.225 de Verano:
"Ansiaba el día en que los habitantes de Sudáfrica no estarían etiquetados, no se distinguirían llamándose africanos, ni europeos, ni blancos, ni negros ni ninguna otra cosa..."
En la página 230 de Ciudad abierta, hay que rendirse; se tiene la convicción de que nunca se acabará de leer este libro. Es una novela-laberinto, como esos artefactos vegetales de algunos parques señoriales con múltiples caminos, pero cada uno por sí mismo interesante y tan seductor, que pueden hacer olvidar la salida. Todo está desarrollado en un tiempo-espacio dilatado que requiere haber ahondado en la historia general y particular del lugar y del mundo.
En la página 226 con motivo de el colapso de las colonias de abejas que se está produciendo en el planeta un personaje pregunta:
"¿Alguien ha visto "El espíritu de la colmena"? Es una película de un director llamado Victor Erice, la hizo en los setenta..."
y Cole sigue hablando mientras para el lector que ha visto la película suena la hipnotizante música que Luis de Pablo compuso para ella. La película de Érice, el director que rodó tan poco... Lo que se pudo ver como consecuencia de la endeble industria cinematográfica española, pero que si se piensa... ¿cómo es posible mantener la tensión poética de El espíritu de la colmena, o El Sur, o del hermoso documental que hizo sobre el membrillero de su amigo el pintor Antonio López...creciendo en un diminuto jardín urbano rodeado de cemento? Cuando se admira el cine de Érice, tan escaso y que se cree casi secreto, sorprende, emociona encontrar este homenaje en un libro como el de Cole.
Teju Cole es un escritor distinto y Ciudad abierta una gran novela hecha de ideas y emoción de pensamiento y lirismo, difícil de olvidar; habrá que comenzar una segunda lectura, lenta, y sosegada, posiblemente, no definitiva.
Unas escenas de El espíritu de la colmena, con Ana, de la que habla Cole
-------------------------------------------------------------------------------------------------------
Relectura dos años después, dic.2014 enero 2015:
Capítulo 8, p114"Vale sí, soy musulmán, pero la razón no es ésa. Lo elijo porque concuerdo con él filosóficamente y disiento con Martin Luther Kimg. Malcolm X reconocía que la diferencia contiene un valor en sí y que hay que luchar para que prospere. A Luther King lo admira todo el mundo y él quiere unir a todos, pero la idea de que hay que ofrecer la otra mejilla para mí no tiene ningún sentido."[...]
Capítulo 8, p115
"Si durante la Segunda Guerra Mundial los gobernantes de Bruselas no la hubiesen declarado ciudad abierta y por lo tanto exenta de bombardeos, tal vez habría quedado reducida a escombros. Podría haber sido otra Dresde. Lo cierto es que permaneció como una visión de los periodos medieval y barroco, una vista sólo interrumpida por las monstruosidades arquitectónicas que erigió Leopoldo II a fines del siglo XIX"
Letras Libres, 5mayo2017, Teju Cole, entrevista:
La labor del escritor es acotar el lenguaje para que sea lo más preciso posible:
"Efectivamente, mi montaje narrativo responde a la voluntad de seleccionar algo y dotarlo de un significado que vaya más allá de su descripción. Esto es algo que hacen en sus películas directores que admiro mucho como son Chris Marker, Tarkovski o Víctor Erice en El espíritu de la colmena. ¿Qué significa la colmena en la película de Erice? Por sí misma no tiene un sentido, pero al observarla, al destacarla entre todas las demás imágenes, la colmena termina convirtiéndose en el reflejo del miedo y de la incertidumbre que caracterizaba la España en la que está ambientada la película. Y, volviendo a la anterior pregunta acerca de mi prosa, creo que todo realismo está cargado de simbolismo."
El Mundo, 14Oct.21 Los ojos del presente
Fiémonos del azar