
Antonio de Pereda, El sueño del caballero, h 1670. Esta "vanitas" ,-en medio de las riquezas de todo tipo y del poder, el tiempo, la muerte y el sueño que tanto se le parece- se puede interpretar como alegoría de la situación de la España de la época en momentos de superficial esplendor y acelerada decadencia. Quevedo era un caballero dentro de esa sociedad estamental del Antiguo Régimen.

más adelante explica cómo para Quevedo la poesía es forma; la palabra lo fundamental, la cadencia que crea en el verso, más que el fondo -sentido- y sabe que el arte es un añadido a la naturaleza y le compara en ese sentido con Mallarmé y Joyce. Y sin embargo... el sentido de los versos de En la torre: "vivo en conversación con los difuntos/ y escucho con mis ojos a los muertos"...corta la respiración.
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Mientras Quevedo muere en 1645 Velázquez está pintando, e inmortaliza con ello, a un bufón de la corte, el enano Sebastián Morra, con una verdad pictórica y vital y una dignidad aristocrática que el pintor sevillano otorga a los seres humanos ocupen el lugar que ocupen en la jerarquía social: rey, aguador,hilandera, papa.... En este retrato una vez más impresionan la intensidad expresiva, conseguida con el pensamiento, el color y la luz.Un bufón de la corte es la otra cara de la moneda social a la que pertenece Quevedo.
VERSOS :
Representarse la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió
"¡Ah de la vida!"...¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
la salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
hoy se está yendo sin parar un punto;
soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
pañales y mortaja, y he quedado
presentes sucesiones de difunto
Salmo I
Un nuevo corazón, un hombre nuevo
ha menester, Señor, la ánima mía;
desnúdame de mí, que ser podría
que a tu piedad pagase lo que debo.
Dudosos pies por ciega noche llevo,
que ya he llegado a aborrecer el día,
y temo que hallaré la muerte fría
envuelta en (bien que dulce) mortal cebo.
Tu hacienda soy; tu imagen, Padre, he sido,
y, si no es tu interés en mí, no creo
que otra cosa difienda mi partido.
Haz lo que pide verme cual me veo,
no lo que pido yo: pues,de perdido,
recato mi salud de mi deseo.
Desde la Torre
Retirado en la paz de estos desiertos,
con pocos pero doctos, libros juntos,
vivo en conversación con los difuntos
y escucho con mis ojos a los muertos.
Si no siempre entendidos, siempre abiertos,
o enmiendan, o fecundan mis asuntos;
y en músicos callados contrapuntos
al sueño de la vida hablan despiertos.
Las grandes almas que la muerte ausenta,
de injurias de los años vengadora,
libra, ¡oh gran don Iosef!, docta la emprenta.
En fuga irrevocable huye la hora;
pero aquella el mejor cálculo cuenta
que en la lección y estudios nos mejora.
Amor constante más allá de la muerte
Cerrar podrá mis ojos la postrera
sombra que me llevare el blanco día,
y podrá desatar esta alma mía
hora a su afán ansioso lisonjera;
mas no, de esotra parte, en la ribera,
dejará la memoria, en donde ardía:
nadar sabe mi llama la agua fría,
y perder el respeto a ley severa.
Alma a quien todo un dios prisión ha sido,
venas que humor a tanto fuego han dado,
medulas que han gloriosamente ardido,
su cuerpo dejará, no su cuidado;
serán ceniza, más tendrá sentido;
polvo serán, mas polvo enamorado.
- Y estos son los versos de Góngora que Borges dice que podrían pertenecer a Quevedo:
Menos solicitó veloz saeta
destinada señal que mordió aguda;
agonal carro por la arena muda
no coronó con más silencio meta,
que presurosa corre, que secreta,
a su fin nuestra edad. A quien lo duda,
fiera que sea de razón desnuda,
cada Sol repetido es un cometa.
¿Confiésalo Cartago, y tu lo ignoras?
Peligro corres, Licio, si porfías
en seguir sombras y abrazar engaños.
Mal te perdonarán a ti las horas,
las horas que limando están los días,
los días que royendo están los años.
Góngora
Francisco de Quevedo: Antología poética. Prólogo y Selección de Borges. Alianza.
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