Para Truman CAPOTE la trompeta y la voz cálida y rota de Louis ARMSTRONG resultan tan evocadoras como lo fue la magdalena para Proust, y le llevan a recordar la insólita relación que mantuvo en su niñez con el inolvidable músico, y el afecto que le unió a él y la vida que todavía en su infancia se deslizaba por el legendario río de Walt Whitman y Mark Twain .
LOUIS ARMSTRONG
Seguramente , Satch no lo recuerda,pero fue uno de los mejores amigos del autor de estas notas. Le conocí cuando tenía cuatro años, es decir, alrededor de 1928, y él un Buda moreno, robusto y beligerantemente feliz, tocaba a bordo de un vapor de ruedas que hacía excursiones entre Nueva Orleans y St. Louis. No viene a cuento por qué, pero el caso es que yo hacía aquel viaje muy a menudo, y para mí la dulce iracundia de la trompeta de Armstrong, la exuberancia de sus muecas, su carraspera, son como la magdalena de Proust, hacen que las lunas sobre el Mississippi vuelvan a brillar, evocan las luces fangosas de los pueblos junto al río y el sonido, como bostezos de caimanes, de las sirenas fluviales; vuelvo a escuchar el bramido del río mulato y oigo siempre, el compás que marca el pie del Buda sonriente mientras se adentra en "The Sunny Side of the Street", y veo las parejas de recién casados en viaje de novios, ofuscados por el whisky de contrabando, sudando a pesar del talco, bailando en el salón del barco.
Satch fue bueno conmigo, me dijo que tenía talento, que debería actuar en espectáculos de vodevil. Me dio un bastón de bambú y un sombrero de paja con una cinta verde, y todas las noches anunciaba desde la tarima de la orquesta: "Damas y caballeros, ahora voy a presentarles a uno de los niños más guapos de los Estados Unidos, que bailará claqué".
Después pasaba entre los pasajeros que me llenaban el sombrero de monedas. Esto sucedió todo el verano. Me volví rico y engreído. Pero en octubre el río embraveció, la luna palideció, los clientes disminuyeron, los viajes terminaron y con ellos mi carrera.
Seis años después, cuando estaba en una escuela de la que quería escaparme, le escribí a mi ex benefactor, entonces ya famoso, preguntándole, si, en el caso de que fuera a Nueva York, podría conseguirme un empleo en el Cotton Club o en cualquier otra parte. No hubo respuesta; a lo mejor no recibió la carta. No importa. Yo seguía queriéndole. Todavía le quiero.
Sobre Capote:
-Conversaciones íntimas con Truman Capote, Anagrama
-Gerald Clarke, Truman Capote, La biografía. Ediciones B.
Las Conversaciones, interesa por la energía y agudeza de entrevistador y entrevistado,
La biografía de Clarke, rigurosa, completa, muy bien escrita; no es una biografía más, el editor lo indica, es "La" biografía .
Truman CAPOTE, Retratos, Anagrama.
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